La meditación purifica y agudiza el intelecto, lo que lo hace más amplio y de largo alcance. También lo libera de todo desperdicio y negatividad: claro, tan claro como un espejo.
Como resultado, el intelecto inconscientemente capta aspectos desconocidos o sutiles de cada situación que se encuentran en pensamientos, emociones y sentimientos de las personas que están involucradas y en el sentido de la correcta solución.
Esta es la capacidad intuitiva, capacidad que permite sanar las impresiones mentales de la situación proporcionando la cura adecuada que se logra a través de la práctica de la meditación. La intuición o la voz de la sabiduría nos puede brindar la solución adecuada y nos lleva con seguridad a nuestro destino.
Si en el intelecto hay negatividad o desperdicio, falta de claridad e interferencias tales como: las opiniones de la gente a nuestro alrededor (en una situación particular), nuestra lógica mental, experiencias previas que hacen que nuestra percepción cambie, apegos, deseos egoístas, miedos, opiniones parciales respecto a una persona o situación, emociones como la envidia o el odio, ciertas creencias, etc, alteran la intuición y hacen que falle.
Es importante ir al silencio para reconocer y alejar tales interferencias, para sentir lo que nuestra intuición nos quiere decir.
Es importante notar que la intuición es eficaz cuando el intelecto es claro, no puede ser engañado. Siempre le llevará a la dirección adecuada. En una mente analítica, es importante entender que la intuición perceptiva ha sido favorecida por viejas tradiciones espirituales y la percepción intelectual lo es más por la ciencia moderna y la medicina. Confiar solo en la percepción intelectual no es sabio, solo puede brindarle una idea de la realidad. Para ello, es necesario encontrar el equilibrio entre los dos tipos de percepción. Esto le generará más éxito en la vida y victoria ante situaciones difíciles..
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