Siempre hay una o dos personas en nuestras vidas que, con solo estar en su compañía, nos incomodan y casi siempre hacen algo, o percibimos sus acciones, de tal manera que nos irritan. En lugar de simplemente adaptarnos a la naturaleza de la otra persona, nos vemos afectados repetidamente por su naturaleza y sus acciones basadas en ella, aunque a veces esa no sea su intención. Los efectos de estos sentimientos negativos, en forma de reacciones, que creamos a cambio, serían limitados si se limitaran a nosotros y nos causaran incomodidad únicamente.
Pero lo que estos sentimientos hacen es iniciar un ciclo de acciones y reacciones negativas dentro de nosotros, mediante el cual estos sentimientos dañinos continúan llegando a la otra persona. Al recibir esta energía, la otra persona, a su vez, comienza a percibirnos negativamente y reacciona o piensa sobre nosotros de manera similar, y comienza una guerra fría emocional entre nosotros y la otra persona. De vez en cuando, intercambiamos pensamientos, sentimientos, actitudes, palabras y acciones negativas, creando vínculos kármicos negativos con la otra persona.Estos vínculos kármicos negativos se fortalecen cada vez más. En tal situación, incluso si nosotros o la otra persona, ocasionalmente, actuamos o reaccionamos de manera positiva, física o no, eso no contribuye a romper el vínculo negativo ni a fortalecer la relación. Esto se debe a que un poco de positividad viene acompañado de mucha negatividad, y solo puede diluir ligeramente la negatividad, pero no eliminar sus efectos por completo.
Entonces, ¿cómo rompemos este círculo vicioso de intercambio de energía negativa?

Cómo lo rompemos?
ResponderBorrarHola! Leíste las 5 entregas? Lograste tu respuesta?
ResponderBorrar