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Sigue dando a los demás constantemente - Parte 1

Dando consuelo y fortaleza emocional

A lo largo de nuestra vida servimos a las personas que conocemos e incluso a las que no conocemos, porque dar y servir son nuestras cualidades naturales. No todo el mundo puede permitirse dar consuelo físico a los demás, pero no hay límite al consuelo emocional que todos podemos dar. El mundo busca hoy perdón, felicidad y amor… ¿estamos preparados para servir a los demás? Conocemos personas que pueden dejar atrás la amargura del pasado y perdonar a los demás, como si nada hubiera pasado. Entienden que el dolor es su propia creación, su propia respuesta. 

También hay personas que no pueden dejar ir. Dicen: “ Nunca perdonaré ni olvidaré lo que hizo”. Edañan profundamente su salud y sus relaciones. Necesitamos revisar el daño innecesario y autoinfligido causado por aferrarse al rencor, el dolor o el odio.

Alguien le preguntó a un comerciante de cocos: “ ¿Podrías prestarme algunos cocos por un día? Te los devolveré por la tarde”. El comerciante respondió: “ Puedo venderte cocos a un precio más bajo si lo deseas, pero no te los puedo prestar”. La persona necesitaba los cocos solo como decoración para una función, no para consumir, pero el comerciante se negó. A menudo nos comportamos como el comerciante, complaciéndose en el comercio de relaciones. Queremos algo a cambio de todo lo que damos: amor a cambio de amor, felicidad a cambio de felicidad.

Cuando la otra persona no puede devolver lo que deseamos de ella, nos sentimos heridos. Ese dolor bloquea nuestra energía positiva reconfortante que irradiamos hacia ellos. 

Otra energía que comúnmente irradiamos a las personas es la de esperar y desear. A veces nos encontramos literalmente rogando por paz, amor y respeto. Las personas con diferentes personalidades , diferentes situaciones de vida y diferentes prioridades no siempre pueden brindarnos lo que necesitamos. Con comprensión y empatía, pasemos de pedir a dar.

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