Video: https://youtu.be/DAkx8SZiSyc
Marcelo Bulk
Cuando estamos en situaciones normales, los valores nos aportan un elemento... valioso... para tomar una decisión. Por ejemplo, si una persona tiene un valor que se expresa en la realización de meditaciones matinales, y encuentra dos opciones de trabajo, habrá un criterio claro: que le permita meditar todas las mañanas.
Pero, cuando hay crisis o problemas, aunque sean temporales, a la hora de decidir ¿a veces no sientes que dejas de ser quien realmente eres? Es posible que los valores pierdan su... valor. O sea, si ya estás cuatro meses sin trabajo, es probable que aceptes la primera opción que te llegue, aunque impida la práctica de la meditación matinal.
Aquí van unos tips para alinear los valores con la toma de decisión.
1. Particularmente, durante un cambio tan importante como el del autoprogreso, no debería haber decisiones tomadas en contra de valores personales. Después de todo, la decisión y su resultado pasará pronto a la memoria, pero los valores, o su rompimiento, se quedarán con la persona. Explora diferentes iniciativas, alternativas y opciones, conversa con otras personas y solo entonces, toma una decisión alineada con los valores.
2. ¿Como funcionan los valores? Ellos son los que te impulsan, en una situación normal, a escoger una determinada opción. Los valores no aparecen de la nada; nacen de nuestras creencias, y muchas de ellas vienen de la familia, la cultura, la religión... Además, los valores también están presentes en las acciones - después de todo, cada acción es fruto de una decisión. Fortalecer los valores significa fortalecer la acción.
3. Cuando vas a tomar una decisión, los valores actúan como un "factor de peso", aumentando o disminuyendo las probabilidades de una opción. Al tener claros los valores, mejoraremos el proceso de toma de decisión.
4. Imagina que los valores son los muebles de tu casa: algunos los puedes mover según la ocasión, incluso esconderlos. Pero los principios son las columnas; si se caen, todo el edificio tiembla. Es como un vegetariano que no puede comer carne, pues es un principio para esa persona, es una columna que sostiene algo importante, mientras puede escoger entre comer una ensalada cruda o un almuerzo cocido...
5. Esto significa que, si a la hora de tomar una decisión, se necesita "sacrificar" un principio... Mira, será imposible, causará mucho sufrimiento y puede llevar a un proceso mental nada agradable. Hay que encontrar alternativas.
6. Si el valor por ser sacrificado no corresponde a un principio, puede funcionar hasta cierto punto. No es recomendable; los valores parten de creencias muchas veces profundas y negar un valor profundo, aunque no sea un principio, es como cortarte un dedo "solo por esta semana". Puede parecer manejable, pero siempre dejará una marca.
7. Debido a lo anterior, comprendamos que los valores son dinámicos y, de vez en cuando, es bueno separar un tiempo para revisar tu "inventario de valores" y reconocer si hay algunos valores faltando o por desarrollar... Hay varios métodos para calibrar ese inventario y es una reflexión fundamental.
8. No hay un valor transversal como la GRATITUD, que está presente en todos los procesos de toma de decisión. Agradece y experimenta ese valor dentro de tu propia vida...
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