Como familia, amigos o compañeros de trabajo, esperamos que quienes nos rodean compartan sus pensamientos y sentimientos.
Pero a veces, cuando están molestos o cometen un error, no lo hacen. Temen que los juzguemos, los rechacemos y reaccionemos impulsivamente. Por eso, en lugar de hablar con sus seres queridos, hoy en día las personas prefieren confiar en consejeros imparciales.
Aprovecha este momento para ver cómo reconfortas a las personas, siendo su consejero y sin juzgarlas.
Soy un ser amoroso. Soy compasivo con todos. Me adapto... Acepto a cada uno como es. Irradio amor y aceptación incondicionalmente... sin importar quiénes sean ni cómo se comporten. La aceptación y no las expectativas es natural para mí. Entiendo que las personas que conozco hoy tendrán diferentes naturalezas y cualidades.
Alguien puede estar emocionalmente perturbado... alguien podría haber cometido un error... incluso el error más grande... o alguien podría estar en un dilema. Cuando hablan conmigo... como familiar, amigo, colega... me retraigo internamente y observo la calidad de mis pensamientos y sentimientos hacia ellos.
Reviso mis intenciones y la actitud con la que interactúo con ellos... los mantengo positivos y puros... sin juzgar... desempeño el papel de un consejero... un facilitador que empatiza con ellos. Respeto sus sentimientos... no me afecta su comportamiento ni sus palabras... Son diferentes a mí.
No etiqueto a nadie como equivocado o malo.
No desperdicio mi energía juzgándolos... criticándolos... rechazándolos. Lo que dicen o hacen puede que no sea correcto para mí, pero por ahora es su verdad... es correcto para ellos.
No creo que estén equivocados o sean malos. Entiendo que son diferentes.
Mi aceptación irradia energía positiva. Mi aceptación me ayuda a conseguir su aceptación. Se sienten sanados... se sienten cómodos hablando conmigo... los escucho atentamente... con cariño. Aconsejo, instruyo o disciplino... con amor y respeto.
Repite esta afirmación varias veces para no juzgar a los demás. Así los aceptas como son y construyes relaciones sólidas. Además, no los responsabilizarás de tus emociones.

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