No hay rencores justificados. Resentirse con alguien es caer en la ilusión de que esa persona es la causa de nuestro sufrimiento. Nadie puede morir por la mordedura de una serpiente. Es el veneno lo que lo mata. Puedes recibir el veneno de las palabras de otra persona, o incluso de una simple mirada, pero no tienes por qué absorberlo ni permitir que pase libremente por las venas de tu conciencia. La consecuencia de no absorber el veneno de los demás es que nunca experimentas enemistad hacia ellos. Y la gente se da cuenta cuando no sientes absolutamente ninguna enemistad. Eso los atrae, los fortalece, genera confianza y permite que surja la armonía. Solo porque el león no piensa en matar al cordero, este se siente capaz de acercarse tanto. |
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