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Cómo lidiar con la impaciencia

Entre las tareas del hogar, la oficina, las clases de los niños, las compras, las amistades y otras tareas, ¿te gustaría que el tiempo transcurriera según tu horario? ¿Cómo te sientes cuando necesitas esperar por algo? Vivimos en un mundo que espera gratificación instantánea, y nuestra paciencia parece estar desapareciendo. 

La impaciencia tiene más que ver con nuestra falta de autocontrol que con la falta de tiempo. Queremos lo que queremos y lo queremos de inmediato. Correr de una tarea a otra y de un pensamiento a otro no hace más que aumentar el estrés, la agresión y el dolor. Correr hacia mi objetivo no vale la pena dejar atrás la paciencia. Aprendamos a esperar, confiando en que todo es preciso, que sucede precisamente cuando tiene que suceder. 



La paciencia con uno mismo, con las personas y con las situaciones aporta paz, compasión y aceptación. También nos da el poder de afrontar la vida en medio de los desafíos cuando no agotamos la energía creando impaciencia, en otras situaciones. 

Practicar la paciencia nos hace seguros y agradables. También es un signo de realeza y dignidad esperar en lugar de reaccionar impulsivamente. Recuérdese que hoy soy paciente en cada escena. No me apresuro ni apresuro a los demás. Manejo los retrasos con una energía de tranquilidad.

Entre las cualidades más valiosas que cultivas, ¿está la paciencia entre ellas? ¿Qué tan fácil te resulta mantener la paciencia con las personas y las situaciones a diario, especialmente cuando no son como tú quieres? 

Todos exhibimos diferentes niveles de paciencia, pero para practicarla, necesitamos acabar con los obstáculos que se nos presenten, principalmente en forma de irritación, enojo, ansiedad, miedo, duda o juicio. Incluso la comparación y la competencia agotan la paciencia. Decimos rutinariamente: “ Estoy ocupado, no tengo paciencia para escucharte… No puedo esperar a que se despeje el tráfico… No puedo tolerar esa música…”. 

Si no queremos escuchar, esperar o persistir, renunciamos a nuestros poderes de tolerar, adaptarnos o aceptar. La mente intenta controlar cosas que no puede y se vuelve inquieta. El cuerpo recibe energía de turbulencia de la mente y la salud se resiente. 

Las relaciones se vuelven frágiles. Las personas hacen lo mejor que pueden y las situaciones son como deben ser. Esta comprensión crea compasión, amabilidad y respeto. 

A partir de hoy, prepárate para usar la paciencia en cada situación, sin importar lo que traiga el día.

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