Los pensamientos que creamos son de distintos tipos, de distinta intensidad y su cantidad también varía de un momento a otro, mientras estamos despiertos y mientras dormimos, y también dependiendo de la acción que estemos realizando en ese momento en particular o de si no estamos realizando ninguna acción en absoluto.
Poseen un inmenso potencial o poder, tanto positivo como negativo. Pueden fortalecernos o debilitarnos. Esto depende de lo que pensemos y de cuánto pensemos.
La mente tiende a saltar de un lugar a otro. Muchos de nuestros pensamientos llenos de dudas, miedos, inseguridad, irritación, preocupación, comparaciones que dan lugar a emociones como celos, odio, complejos de inferioridad, ego, deseos, falta de entusiasmo, estrés, etc. son pensamientos inútiles y nos debilitan.
Nos desenfocan y reducen nuestra claridad interior. A veces seguimos repitiendo cierto tipo de pensamientos dentro de nuestra mente. La mayoría de las veces, estos pensamientos repetitivos son negativos o inútiles por naturaleza relacionados con las emociones mencionadas anteriormente. A veces, los pensamientos repetitivos también pueden ser necesarios. Incluso los pensamientos necesarios, cuando se repiten una y otra vez, se vuelven innecesarios o inútiles. Por eso es importante pensar de una manera más elevada y concentrada: pensar menos y pensar poderosamente.
Tales pensamientos tienen mucha claridad, enfoque y fuerza espiritual que nos ayudan a ponerlos en práctica con más éxito. Un solo pensamiento negativo o inútil o una serie de pensamientos negativos o inútiles pueden bloquear la capacidad de sentirnos contentos y despiertos espiritualmente y hacernos sentir tristes. Por otro lado, un solo pensamiento positivo o una serie de pensamientos positivos pueden ser la llave para abrir la puerta que nos permita acceder, disfrutar y experimentar la riqueza de nuestro yo interior .
Pero tiene que ser un pensamiento o pensamientos puros, fuertes, claros y concentrados.
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