Una persona de buen corazón siempre tendrá buenas y puras intenciones para con los demás. Antes de realizar cualquier acción, comprueba lo honestas e inocentes que son tus intenciones. Una persona de buen carácter no realizará ninguna acción con falsos deseos en su corazón y mente.
¿Soy el tipo de persona que tiene celos del otro o soy una persona que está ansiosa por que la otra persona avance, tanto que incluso pueda ir por delante de mí en cualquier campo? ¿Soy tan generoso? Cuando veo a alguien sufriendo, a alguien que me ha hecho daño o me ha insultado en el pasado, ¿soy capaz de empatizar y simpatizar con esa persona? ¿O internamente, en algún rincón de mi corazón, me siento ligeramente complacido cuando esa persona pasa por el dolor?
Estas y muchas más son algunas de las preguntas a las que necesito dar respuestas honestas. Estas respuestas nunca se revelan a nadie, pero las conocemos en nuestro interior.
¿Soy una buena persona sólo por fuera o soy verdaderamente dulce no sólo en mis palabras y acciones sino en los rincones más íntimos de mi corazón? Este es el espacio donde nadie entra y sólo yo soy testigo de lo que está sucediendo. La pureza de carácter significa que no hay rastro de venganza, ira, celos u odio hacia nadie, ni siquiera en mis pensamientos y sentimientos.
¿Soy realmente así? Tus modales son externos y visibles, pero tu carácter no es sólo lo que es visible sino lo que sólo tú conoces y de lo que eres consciente. Así que, haz una comprobación:
¿Alcanzo la definición de Dios de una buena persona, que hemos explicado en este mensaje?
Recuerda una cosa: todo lo que pensamos sobre los demás, la más mínima negatividad en los pensamientos y sentimientos, así como en las actitudes, llega a la otra persona, incluso si se la ocultamos externamente.
Así que sé una buena persona con buenos modales y pureza de carácter, no sólo en palabras y acciones, sino también en tus pensamientos.
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