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Cultivando hábitos de puntualidad en tu rutina diaria

Todos conocemos a alguien que llega tarde con frecuencia y culpa al tráfico lento o la avería de un automóvil por la demora. 

La puntualidad, como la conocemos, debe ser un hábito de por vida, ya que no es ético hacer un mal uso del tiempo. Sin embargo, pocos de nosotros tenemos una actitud casual al respecto. 

La puntualidad no se trata solo de nuestra propia presencia a tiempo, sino también de respetar el tiempo de las personas. ¿Te enfrentas a momentos en los que la gente no parece respetar tu tiempo? ¿Llegan tarde a las reuniones, no cumplen con los plazos o te arrastran a conversaciones inútiles? Más importante aún, ¿haces una pausa y compruebas qué tan bien respetas tu tiempo? 

Todos queremos tiempo para cooperar y estar en armonía con nosotros mismos. Ya sea que deseemos más logros, mejores relaciones, mejor salud o hábitos beneficiosos, el tiempo nos favorecerá. 

El tiempo es energía y cada segundo importa. Utilicemos los primeros 30 minutos del día para energizar nuestra mente. A partir de entonces, no crearemos nada más que los pensamientos, palabras y comportamientos correctos que nos ahorrarán mucho tiempo a medida que realizamos nuestras tareas y compromisos. Ser puntual, no perder el tiempo en acciones e interacciones innecesarias, honrar cuidadosamente los compromisos y respetar el tiempo de otras personas es fundamental.

A partir de hoy empieza a ser puntual en todas tus actividades. Asegúrate de estar siempre a tiempo o con anticipación. Deja que la puntualidad te resulte natural. Comienza tu día temprano, planifica tu día con anticipación y sigue estrictamente tu horario. Establece un tiempo para todas las tareas y dedica tiempo para todo lo que deba hacerse. 

No te demores y no esperes hasta el último minuto. Hazlo de inmediato. Si tienes que llegar a algún lugar, tómate 15 minutos adicionales para gestionar retrasos inesperados y llegar a tiempo o antes de tiempo. No importa cuán informal o formal sea la situación, ten la disciplina para ser puntual. 

Da a cada tarea tu enfoque completo, ten tiempo para pensar con claridad, toma las decisiones correctas e impleméntalas. Tu puntualidad te hace confiable y eficiente. Incluso si las personas que te rodean no son puntuales, no abandones tu hábito. 

A pesar de tu planificación y mejores intenciones, si hay un retraso, comunícate con anticipación y asegúrate de no repetir. Además de construir una reputación, también te mantienes libre de estrés al eliminar la inquietud por llegar tarde. 

Recuerda que cuando empezamos a valorar el tiempo, el tiempo empieza a valorarnos a nosotros.

 

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