Cuántas veces
hemos escuchado o dicho frases como ¿Tienes un minuto? ¡Dame un minuto! ¿Me
regalas un minuto? Y si, sabemos que eso no será un minuto, ni el que pidas ni
el que des.
Depende del
asunto, la persona, las circunstancias dar o recibir más de un minuto. Y no es
solo un minuto de tiempo, es un minuto de tu atención, de tu energía, de tu
voluntad y concentración para escuchar, ver, captar, entender, asimilar o
digerir y, por último, responder.
Y al responder
empeñas tu actitud, discernir qué palabras, tono de voz, mirada, eso si hay un
verdadero interés en responder, si no lo hay, tan solo usarás tu voz como medio
para musitar una serie de ‘frases de cajón’ o sea, pensamientos que surgen en
tu mente como escudos para evitar dar ese minuto de atención, energía…. El resultado desde luego no será el ideal
para tu interlocutor.
Cuando te piden
¡Espera un minuto! Tienes que echar mano de tu paciencia, calma, comprensión
para esperar el tiempo que sea. Y en ese minuto ahí va otra vez la mente, con
su diálogo interminable de quejas, mi tiempo es muy valioso…. por qué me hace
esperar…… que falta de respeto…. Estamos acostumbrados a medirnos por minutos
que parecen horas, horas que se hacen eternas… y al final del día fue solo un
minuto. Y si te permites dar una segunda mirada, podrás comprender cuán
importante era para esa persona lo que le detuvo y te hizo esperar más de un
minuto. Posiblemente te arrepientas en silencio de tu impaciencia.
Ahora con
relación a ti mismo, te has preguntado ¿cuantas veces te das un minuto para tu
yo esencial, el que vive y siente? O
también te has hecho esperar ese minuto dejándolo para después, cuando haya
tiempo, en otro momento priorizando el aspecto físico de tu vida, ¿casa, carro,
gimnasio y comida?
La vida está
hecha de minutos, y en cada uno damos de nosotros y tomamos de los demás,
algunas veces damos lo mejor, otras apenas lo justo y en otras ocasiones damos
lo peor de nosotros. De igual forma recibimos lo mejor, lo justo o lo peor de
otros.
No esperes a que
sea el último minuto que tengas para dar lo mejor de ti. En un minuto se hacen
las paces, se pide y se recibe perdón, respeto, amor. Si das lo mejor recibirás
lo mejor. Y luego no te lamentarás de que te faltó tiempo.
por Carmen Alicia Fries
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