Por Elsa Fríes - San Pedro Sula, Honduras

En un mundo que mide la prosperidad por acumulación material, la filosofía del Raja Yoga de Brahma Kumaris propone una visión radicalmente distinta: la verdadera prosperidad nace de la paz interior y la pureza del alma, no es una riqueza que se cuenta en monedas, sino en serenidad, claridad, y plenitud espiritual.
En Raja Yoga, la paz no es simplemente la ausencia de conflicto, sino el estado natural del alma, es el silencio consciente que surge cuando la mente deja de vagar y se conecta con su esencia luminosa. Esta paz es poderosa: calma la turbulencia emocional, disuelve el ruido mental y permite ver con claridad.
La paz interior crea un campo vibracional que atrae soluciones, cooperación y bienestar; una mente pacífica es como un lago sereno, refleja la verdad sin distorsión, en este estado, las decisiones se toman con sabiduría, no con reactividad.
La pureza es la madre de la paz y la felicidad, no se trata de moralismo, sino de una limpieza profunda del alma: pensamientos elevados, intenciones limpias, emociones benevolentes. La pureza es el estado original del ser, antes de que el ego, la codicia o el apego lo contaminaran.
La pureza genera confianza, respeto y magnetismo espiritual, donde hay pureza, hay claridad, y donde hay claridad, hay poder; las almas puras no buscan la felicidad sino que la irradian.
La prosperidad, desde esta óptica, es el florecimiento del alma, es vivir con propósito, irradiar virtud, y experimentar plenitud sin depender de lo externo. Cuando la paz y la pureza están presentes, la vida se vuelve armoniosa, las relaciones se sanan, y las oportunidades llegan sin esfuerzo.
La prosperidad espiritual se manifiesta como contentamiento, gratitud y abundancia interior; en la conciencia del alma, el ser se convierte en un canal de bendiciones; la riqueza verdadera es la capacidad de dar sin perder, de amar sin miedo, de servir sin expectativas.
La prosperidad del ser espiritual, se puede visualizar como el nivel de bienestar que le es dado por su propio sentido de merecimiento y por la confianza y rendición ante la fuente que todo provee, y esta riqueza se ve reflejada en los diversos ámbitos de la vida personal:
• ámbito del ser espiritual: pensamientos, sentimientos, emociones,
actitudes, conocimiento, talentos
• ámbito físico: el cuerpo y el entorno
• ámbito económico: trabajo, dinero, recursos físicos y tecnológicos
• ámbito social: familia, amigos y allegados
El Raja Yoga no propone renunciar al mundo, sino transformarlo desde dentro. Al cultivar paz y pureza, el alma se convierte en soberana de su mundo interior, y desde esa realeza espiritual, irradia prosperidad a su entorno y a más pensamientos elevados, buenos sentimientos y acciones puras y pacíficas que el alma entregue al mundo, más prosperidad recibirá en retorno kármico.
La prosperidad espiritual es un camino de auto-maestría, donde el trono no es externo, sino el corazón limpio y la mente serena.
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