¿Por qué sentimos que todos nos esforzamos por amar a los demás incondicionalmente, y sin embargo, ante la ira, el ego o el odio de otra persona, nos resulta imposible responder con amor y cuidado? Si bien podríamos pensar en superar esta limitación con un esfuerzo consciente, las emociones negativas que surgen en estas situaciones y que disminuyen nuestro amor por los demás, a veces resultan demasiado abrumadoras.
Una inmersión más profunda en las vibraciones del amor espiritual, donde el amor en sí mismo se convierte en una realidad viva y se experimenta profundamente, puede permitirnos sentirlo incondicionalmente por otras almas.
Este amor debe ofrecerse primero a uno mismo; es necesario amarse a uno mismo antes de poder experimentarlo por los demás. Este amor incondicional reside en cada uno de nosotros, pero para poder sentirlo y transmitirlo a los demás, se requiere primero un despertar espiritual interior.No puede crearse por sí solo; debe recibirse como una bendición y un logro de Dios o del Alma Suprema.
De esta manera, el alma se conecta con Dios y puede entonces amar a los demás con lo que ha experimentado en su interior. Esto puede ayudarnos a sanar las heridas o el dolor que hemos sufrido durante experiencias negativas con algunas personas en el pasado.
Es importante comprender que el alma necesita fortalecerse espiritualmente.
Si bien esto puede ocurrir de forma natural con el tiempo, al transitar el camino espiritual y conectar con Dios, los intercambios energéticos con almas afines que comparten el amor divino también pueden construir una poderosa conexión energética, facilitando y acelerando esta transformación. Para recibir amor, debemos compartirlo con los demás.
El amor no puede permanecer dentro de nuestra conciencia para beneficio propio; eso va en contra de su esencia. Existe una profunda fortaleza que proviene del amor verdadero e incondicional hacia los demás. Nos da alas para volar, nos hace sentir bien con nosotros mismos, llena la mente de plenitud y satisfacción espiritual, y nos infunde el valor para superar cualquier dificultad o situación negativa en la vida.
La meditación y la absorción diaria de las bellas y divinas cualidades de Dios pueden ayudarnos a abrir nuestros corazones a un amor más profundo, como las suaves gotas de lluvia que caen por igual sobre todos, nutriendo por igual las diferentes partes de la tierra.

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