A menudo vivimos con la creencia de ser tan importantes para algunas personas o situaciones que creemos que no pueden vivir sin nosotros. Nos sentimos bien cuando alguien nos necesita, pero su dependencia no es saludable. Tenemos la responsabilidad de empoderarnos y empoderar a las personas para que sean independientes. Esta es nuestra verdadera ayuda, y se benefician de nuestro desapego y del espacio que les brindamos para ser y apoyarse a sí mismas.
1. Tu familia y amigos te quieren, confían en ti y te respetan. ¿Quieres que dependan de ti? ¿Te sientes bien al sentirte siempre necesitado y querido? ¿Crees que es el karma correcto y beneficioso para tu relación con ellos?
2. Por mucho que te quieran, admiren, sean hábiles y serviciales que sean, no hagas que nadie dependa de ti. Esto crea ego en ti y bloquea tu amor por las personas en tus relaciones. Ayuda a las personas y cuídalas con humildad, no con orgullo, y no con una actitud de propiedad sobre ellas, sus pensamientos y sentimientos.
3. Recuerda que cada persona tiene un camino único y forja su propio destino. Tu rol es empoderarla para que siga el camino correcto y fortalecerla para superar cualquier obstáculo que se presente. Apóyala y muéstrale sus capacidades y cómo usarlas. No la hagas dependiente de tus capacidades. Comparte tus habilidades, ideas, recursos, conocimientos y experiencia con todos. Pero haz que todos sean autosuficientes y ayúdalos a ser creativos.
4. Empodérate espiritualmente cada día. Esto te ayudará a mantenerte humilde y a tratar a todos como iguales y poderosos. Esta actitud de igualdad mostrará a las personas el camino hacia la independencia emocional. Además de disfrutar de tu presencia y beneficiarse de ella, también tomarán las riendas de sus vidas en tu ausencia.

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