Siempre nos enseñaron a no causar dolor ni tristeza a nadie. Era un karma erróneo. Por eso somos cuidadosos con nuestras acciones e interacciones con las personas. Pero una habilidad igualmente importante que debemos dominar es no recibir dolor ni tristeza de los demás. Absorber el dolor de las personas es tan dañino como darlo. Vives una vida recta. Nunca has causado dolor intencionalmente a las personas.
Pero, ¿has recibido dolor de las personas sin siquiera saberlo? Lo que significa, ¿entras en el dolor al ver a alguien triste? ¿O te sientes incómodo cuando alguien se comporta de maneras que no apruebas? Es importante no infligir dolor a nadie, pero igualmente importante es que no debemos consumir el dolor de nadie. Las personas que nos rodean sufren emocionalmente. Son inseguras, celosas, enojadas o asustadas. Como no han sanado su dolor, nos irradian estas energías con sus comportamientos. No se encuentran bien y no nos dañan intencionalmente.
Si creamos dolor al verlos sufrir, consumimos dolor. Si cuestionamos y resistimos sus comportamientos, nuevamente consumimos dolor. Nuestra responsabilidad es desapegarnos emocionalmente, mantenernos estables y comprenderlos. Irradiemos aceptación y apoyo. Seamos cuidadores fuertes de las personas que sufren, en lugar de contagiarnos de su infección emocional.
Recuérdate a ti mismo todos los días que eres un ser feliz. Mantén la calma y la tranquilidad en cada escena todos los días. No tengas expectativas de nadie y no busques la felicidad, sino sé un irradiador de felicidad y dicha. Deja que cada palabra y comportamiento tuyo sea una bendición para las personas. Cada individuo está desempeñando su papel en función de su naturaleza.
Algunas personas sufren debido a una herida emocional del pasado, alguien no se siente bien, alguien tiene problemas en una relación, problemas en el trabajo. Todos sufren, sus comportamientos reflejan su dolor. Observa sus acciones como un observador desapegado. No absorbas su dolor ni te lastimes a ti mismo y no lo cuestiones. No les des dolor ni les quites su dolor. Comprende su proceso de pensamiento, su perspectiva, su dolor.
Compréndelos, acéptalos, permanece estable y permanece feliz en cada escena.
A medida que tus vibraciones de felicidad continúan fluyendo hacia ellos, tu energía los sana. Al no dejarte absorber por las emociones de las personas, tu estabilidad se convierte en su sanación.
SÚPER BUENO👌🏼
ResponderBorrarAsí es gracias
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