Los científicos han aprendido mucho sobre nuestro funcionamiento físico, pero la mayoría admite que lo que realmente mantiene vivo a un ser humano es un misterio no completamente resuelto. Elevándome por encima de ser solo un producto de la actividad química y eléctrica en el cerebro, como creemos muchos de nosotros, la espiritualidad me orienta y me entrena para acercarme a mi yo real, mi yo espiritual.
Antes era un extraño para mi propio yo, inconsciente de lo que sucede dentro de mi conciencia y muy alejado de mi propio yo. El primer paso para acercarme a mí mismo es que aprenda a utilizar la energía de mi mente de la manera más efectiva posible.
Para ello, decido buscar un lugar donde, cada día, pueda sentarme unos minutos sin interrupciones, para poder concentrarme en el yo y explorar el mundo interior de las creaciones de la mente: mis pensamientos, sentimientos, actitudes y emociones.
En el mundo ha habido muchas opiniones contradictorias sobre qué es la mente y cómo funciona. En las enseñanzas de meditación de Brahma Kumaris, la mente, que da origen a mis pensamientos, sentimientos, actitudes y emociones, se considera una facultad del alma, no del cuerpo. Es algo así como la diferencia entre un televisor y las películas que se ven en él. Las películas se originan en las mentes de los directores, no en el televisor en sí.
El televisor es sólo un medio para mostrar las películas. Lo mismo ocurre con estas cuatro creaciones (pensamientos, sentimientos, actitudes y emociones). Éstas se originan en la conciencia no física (o el alma) y no en el cerebro físico.
El cerebro es sólo un procesador de ellas y el cuerpo es un medio a través del cual las cuatro se muestran o se plasman en expresiones, gestos físicos, palabras y acciones. Cuando me doy cuenta de esto y realmente entiendo esta diferencia, me siento muy fortalecido.
Entonces puedo usar el poder de discriminación para elegir entre pensamientos, sentimientos, actitudes y emociones que creo, que son útiles y fortalecedores para mí y para los demás, y aquellos que me deprimen a mí y a los demás.
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