Estar completamente limpio significa que no hay rastro alguno de negatividad ni desperdicio en nuestro interior.
Incluso en las situaciones más complicadas, hay claridad interior.
La mente es clara y limpia, por lo que también hay claridad en las palabras y las acciones.
Cada decisión se toma con la mente clara, por lo que todo lo que se hace es naturalmente preciso.
Cuando hay pureza de corazón, puedo ganarme el amor de quienes me rodean y también el de Dios.
Me convierto en un espejo para los demás, quienes pueden ver su propia perfección a través de mí.
También descubro que puedo ahorrar mucho tiempo al ver las cosas tal como son y porque tengo claridad en mis pensamientos.
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