Si el aprecio nos infla el ego, seguro que nos molestamos cuando nos critican. La sabiduría espiritual nos enseña a centrarnos en nuestras acciones sin dejarnos afectar por el aprecio ni la crítica.
1. Analiza tu primera reacción ante cualquier comentario: ¿Te fascinan los elogios? ¿Te defiendes o reaccionas cuando te critican? Si es así, practica la próxima vez para tomarte un respiro y elegir una respuesta estable.
2. Mantén la humildad, consciente de ser un instrumento de Dios, emocionalmente desprendido pero involucrado. Entra en tu campo de acción entendiendo que la opinión de cada persona es diferente.
3. Practica no dejarte llevar por la apreciación. El elogio, después de todo, es su percepción, su intención pura y un reflejo de su generosidad. Agradece a la otra persona, entrégale la alabanza a Dios y agradece ser un instrumento en la acción positiva.
4. Mantener la apreciación te ayuda a manejar las críticas con dignidad. Quien te critica refleja su percepción, estado de ánimo y personalidad. Desconéctate de la energía emocional asociada, juzga la retroalimentación y determina si necesitas hacer algo. De lo contrario, ignórala por completo, déjala ir y mantén la calma. Respétate a ti mismo y a los demás.

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