Una fuerza espiritual muy importante que a veces necesitamos y de la que carecemos es el poder de moldearnos según la personalidad y el comportamiento de la otra persona. Moldearse a uno mismo significa ajustar nuestra naturaleza según la necesidad de la situación o según lo requiera el trato con un tipo particular de persona.
Supongamos que alguien está enojado por cierta conducta mía. Puede que yo también tenga razón en esa situación y sienta que está mal que la otra persona encuentre faltas en mí. En tal caso, moldearse a uno mismo significa discutir menos, inclinarse, ser humilde, sacrificar la conciencia de que yo tengo razón .
Por otro lado, también dar respeto, ser positivo, mantener a la otra persona por delante son signos de una persona que se adapta. Además, una tercera fuerza o poder es el poder de discriminar entre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto y seleccionar lo correcto en forma de pensamientos, palabras y acciones y llevarlos a la práctica. Supongamos que sé que en una determinada situación, especialmente al tratar con la gente, tengo dos opciones. En tal caso, una buena práctica es utilizar la sabiduría espiritual que poseo en mi intelecto y discriminar correctamente y tomar una decisión correcta.
Otros poderes incluyen el poder de tolerar una situación o una persona . A veces, en muchos casos, no somos capaces de hacer frente a la actitud diferente de una persona a la nuestra y reaccionamos o respondemos negativamente. En tal caso, es la falta de este poder. También, el poder de enfrentar es un poder significativo , cuya falta puede hacer que nos vuelvamos temerosos de las situaciones difíciles.
A veces, dos personas pueden experimentar y percibir la misma situación de manera diferente porque carecen del mismo poder en diferentes grados. Todos carecemos de algún poder u otro y es solo a través de la práctica y el esfuerzo propio constante que podemos volvernos muy, muy fuertes y llenos de todos los poderes importantes.
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