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No te apegues a las ramas del árbol de tu vida

Un hábito muy común que se ha arraigado profundamente en nosotros es el hábito de poseer , al que sucumbimos repetidamente. Entramos en contacto con diferentes personas, comodidades materiales, roles, posiciones, experiencias, logros y por supuesto nuestro propio cuerpo físico, etc. a nivel externo y nuestros propios pensamientos, puntos de vista, creencias, recuerdos, etc. a nivel interno a lo largo de nuestra vida. Todos ellos son como ramas que forman nuestro árbol de la vida. 

La posesión es como aferrarse a una u otra de estas diferentes ramas de vez en cuando, mientras volamos de una rama a otra, mientras recorrimos nuestro viaje de vida. El punto de vista espiritual sobre este hábito es claro y muy directo. No es posible poseer nada. Si lo intentamos, perdemos nuestra libertad. Para experimentar la libertad, necesitamos atrevernos a soltar las ramas, lo que no significa perderlas o dejarlas porque las ramas siempre van a estar allí. 


Podemos volver a cualquiera de ellas para descansar o hacer una pausa cuando queramos. Pero se trata de estar atentos y alertas, porque en el momento en que una pausa en una rama se convierte en una parada, la parada se convierte en un freno y, después, el freno se convierte en un bloqueo. Como resultado, como el pájaro cuya potencia de vuelo se reduce a nivel físico si hace lo mismo, nuestro poder espiritual y emocional comienza a reducirse.

Cuando aprendemos a soltar una rama a la vez, siempre estamos dando la bienvenida a nuevas experiencias positivas y empoderantes en nuestra vida, una a la vez. Como los pájaros, al soltar una rama, podemos pasar el resto de nuestras vidas probando y descubriendo muchas otras ramas, una rama a la vez, y así podemos disfrutar de la vista desde cada nuevo punto de observación. 

Podemos elegir entre una vida de volar alto o quedarnos atrapados en una u otra rama, viendo a los demás pasar volando. Lo ideal sería que disfrutemos de una vida de libertad en la que visitemos nuestro árbol de la vida de vez en cuando, pero no intentemos poseerlo ni a ninguna de sus ramas.

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