Cada cuatro años hay un encuentro religioso en el cual los peregrinos de todas partes de la India incluyendo gurús de diferentes corrientes hinduistas, religiosos, personas de familias reales y de todas las castas, monjes etc. Se reúnen en grandes multitudes para sumergirse en las aguas de algunos ríos considerados sagrados y que, además, al bañarse en sus aguas las personas se purifican especialmente donde se unen estos ríos entre sí, o en el lugar en que desembocan en el mar.
Es un ciclo de doce años al final del cual se celebra el mayor Kumbhamela. Las multitudes son enormes y se presentan accidentes sobre todo cuando quieren entrar primero en el agua empujándose, apresurándose, tanta gente termina ahogada. La verdad es que en multitudes tan grandes no se puede saber lo que puede pasar.
Esta creencia viene desde tiempos muy lejanos cuando se tuvo la certeza de que el ser espiritual puede encontrarse o estar muy cercano a la divinidad (Dios), al cual se le conocía como el océano del conocimiento espiritual y el purificador y esta cercanía permitía purificar o transformar los rasgos negativos que se fueron infiltrando para causar muchos trastornos y dificultades, así como, llevar a la enfermedad y las malas relaciones entre los seres humanos.
Con el paso del tiempo, se perdió la esencia de esa cercanía que llevó a la humanidad a un estado de profunda armonía y se reemplazó por el encuentro con ríos de agua o el mar. Es posible traer de nuevo esta costumbre ancestral de conectar con Dios como el más especial y amado de todos para alcanzar el más maravilloso estado de perfección, ya que aquello con lo cual conectamos, termina influenciándonos y en este caso se trata de la influencia más sana y especial.
En la meditación podemos aprender de nuevo este método o
técnica.
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