Ir al contenido principal

Cómo me hablo a mí mismo - Charla y meditación Parte 2

¿Cómo quiero verme a partir de ahora? 

¿Cómo me gustaría tratarme a partir de ahora?

¿Verme, y como consecuencia, tratarme? 

Y esto es lo que hemos ido pidiendo, buscando, mirando en otros durante mucho tiempo, “mírame de la forma en que a mí me gustaría mirarme”, cambiemos ese chip, mírate de la forma en que te gustaría que otros te mirasen, y no esperes absolutamente que nadie te mire así, con respeto, con limpieza, con buenas intenciones, con entendimiento. ¿Te entiendes tú? 

Entonces, yo mismo me hago esa pregunta como si ese ser pequeñito, dormido, pero muy auténtico, muy real, muy divino, que no es Dios, mi parte más divina, mi parte más auténtica con la que me estoy encontrando, y esta parte que está un poco cabizbaja, buscando solución por todas partes, empieza a ver su propio ser queriendo ser despertado, ¡despiértalo! ten un encuentro contigo, háblate con cariño, con cuidado, incluso si necesitas mimarte un poco puedes hacerlo, está permitido, porque no tienes ninguna expectativa más, por fin te he encontrado, tan separado de mí y por fin te he encontrado. 

Es un bonito encuentro encontrarse a uno mismo, así que háblate a ti mismo con la felicidad del encuentro, con la alegría de saber que aún te esperas, que no has renegado de ti, y eso es una buena noticia porque nos da la esperanza de que si empiezo a controlar mi propia mente, no controlar en un sentido negativo de la palabra, sino ese auto dominio, esa auto soberanía, ese gobierno de tu propio ser, donde tus pensamientos no te engañan, todos hemos tenido la experiencia de lo que es el engaño de nuestra mente, y hasta el punto que nos hemos podido derrotar a nosotros mismos, nuestras debilidades se han convertido en el amo de nuestra mente, nos han conquistado, y ese diálogo interno es para volver a apreciar, a afirmar quién es quién, y si en un momento dado necesito ese perdón de qué para conseguir algo he utilizado cualquier debilidad, ahora ya no lo quiero hacer más, porque si sigues nutriendo de una manera o de otra cualquier debilidad, cualquier hábito, cualquier tendencia que me ha ido alejando de mí que tenga cualquier intención egoísta, nútrela un poco que te comerá, dale un poco de confianza que acabará contigo, así de claro.

Decimos bueno… un poquito de ego, y todo el ego se convertirá en tu aliado y dejarás de ser tú, bueno… qué hay de malo en un poquito de apego, y te convertirás en subordinado, dependiente y esclavo de una imagen que has creado de ti, de otra persona, de tu pasado, del dinero, de lo que sea que tengas apego; es fácil entender, pero ese diálogo ha de ser muy sincero ¿quiero aún un poquito de esto y de lo otro que me ha ido restando? si es que sí, quién puede hacer algo, ni siquiera ese diálogo interno puede hacer nada, porque ese niño interior o ese ser real volverá a dormirse, sí dices lo siento, te dejo a ti y me voy con mis debilidades, no es fácil darte cuenta de que todavía estás apegado a tus propias debilidades y aceptar eso, darte cuenta de cuán dependiente eres, no es fácil aceptarlo, entonces si nos reímos un poquito de nosotros mismos, fíjate otra vez he vuelto a caer en esta trampa, pero venga que llevas demasiado tiempo, etc. y no hacer nada más serio  de lo que es.

La ilusión nos ha engañado pero si me hago duro conmigo va a ser difícil la reconciliación, va a ser difícil aceptarme, va a ser difícil volverme a amar, entonces no he de hacer más grande esos defectos, esas carencias, esas debilidades y de convertirlo como lo que es, algo adquirido, algo temporal, alguien que me ha engañado, algo que necesito abrazar para despedirme, entendiendo que ha tenido su sentido, sé por qué ha estado ahí, he sido engañado por eso, pero ahora adiós. 

Ahora quiero dar la bienvenida a ese yo real, ese yo falso no sirve más y me hablo con esa confianza de que ese yo real me está esperando, pero cuidado que no se vuelva a dormir, porque a los niños pequeños les gusta dormir; entonces crece, hazte grande dentro de ti, no seas un bebé, un bebé necesita ser atendido, cuidado todo el tiempo, entonces que no necesites decirte cosas bonitas todo el tiempo, sino que llegue en ti un momento, aunque necesite un tiempo, de madurez, donde sea natural apreciarte, donde sea natural respetar a otros por lo que son, sin pretender absolutamente nada de ellos, sin querer nada de ellos, sino verles con esos ojos de respeto como tú te respetas a ti, y como tú te ves a ti, y si algo falla en esa mirada, siéntate por un momento y pregúntate ¿Cómo Dios te miraría en tu mejor versión?

Verás como Él te acepta con todas las manchas, suciedades, ropa rota, y empieza a cuidarte, empieza a limpiarte, empieza a reparar esas ropas, empieza a sanar las heridas, y te habla, y te dice cómo te has olvidado de ti, de ese camino hacia adentro, “es normal hijo, que te hayas olvidado, es normal que buscando fuera te hayas caído una y otra vez, es normal estas heridas, pero también recuerda que Yo estoy contigo y te cuidaré, y te acompañaré en tu caminar, no estás solo, estoy contigo”, deja que Dios te hable de esa manera, porque Él no está dentro de ti, pero está ahí, donde pienses en Él, se hará presente, y te acompañará y podrás verificar todo lo que hagas con Él, junto a Él. 

Vamos a meditar en este tema, en esta reconciliación, recuperando nuestra maestría interior, dándome cuenta y hablándome a mí mismo:

 


Esa alma olvidada durante tanto tiempo, estrella de luz que has podido olvidarte de que eres y estás hecho luz, luz de la paz, luz del amor, luz de la  auto soberanía, luz de la verdad, no es una luz artificial, de esas  hay muchas, quiero volver a encontrar y despertar la luz que soy, hablándome como esa estrella, ¿Quién soy?

Y el yo real contesta soy el alma, el ser invisible, pero totalmente consciente, está volviendo a su naturaleza esencial, verdadera, llena de los valores más importantes para mí, sin condicionamientos, sin ataduras, soy ese ser libre que está descubriendo su valor original, su esencia pura, y ahora  quiero volar, no con ninguna ala física, sino con las alas de mi mente, a una realidad de calma, serenidad y silencio dentro de mí, y me digo que no es tan difícil ir dentro, aunque quizás haya mucho ruido, crea silencio, simplemente habla suavemente y crea silencio dentro de ti, háblate bajito, como si alguien estuviera durmiendo.

Se creará un ambiente de paz, de quietud, crea luz ahí dentro, enciende la luz de la confianza y el amor, si hay la oscuridad de la desconfianza o del resentimiento, pon esa luz donde los buenos deseos sean los que ilumine tu interior y no abras la puerta a los malos sentimientos, malos entendidos, intenciones egoístas, porque la luz se apaga y volveré a sentirme en penumbra, en la sombra, enciendo esa luz de la alegría, y varios colores alumbran cuando me siento contento, veo más virtudes en mí y me doy cuenta de que puedo contribuir a hacer cosas bonitas con ellas, cuando hay especialidades en mí, no solo las quiero para mí, quiero darlas a mi paso, donde sea que esté y crear un buen ambiente con ellas, ese es el vuelo que ahora he emprendido, pero ahora he de soltar ramas y ramitas, háblate a ti mismo, ¿Qué necesitas soltar? 

No es una cuestión de dejar casa, familia, trabajo, no es ese soltar, es preguntarte cómo puedo hacerlo diferente para que nada ni nadie me ate, para no tomar pesar de nada ni de nadie, y sentir esa libertad y esa generosidad, vuela, porque este tiempo es para volar en tu encuentro, y cuando otros te vean volar alto se animarán a batir sus propias alas y volar hacia un destino de respeto, felicidad y libertad que todos los seres humanos buscan, y muchos, juntos, podremos ir en una misma dirección, volando hacia la hacia la Luz, hacia el encuentro con esa Luz Suprema,

Poco a poco vamos moviéndonos un poquito, muy suavemente, incluso la forma en que ejercito el cuerpo que habito, ha de ser con mucho cuidado, respeto, darle el ejercicio y la nutrición de la mejor calidad posible, él estará muy agradecido.

https://www.youtube.com/watch?v=DPQexoWsKnw


Comentarios