El poder de inspirar en las relaciones es extraordinario, pero desaparece cuando tratamos de ejercer control y fuerza. Puede influir positivamente en los demás de las siguientes maneras: animar, generar entusiasmo, compartiendo, dialogando, escuchando, comunicando de la manera adecuada.
El control negativo, genera estrés, frustración e ira. Inspirar trae energía positiva que fluye con armonía, respetando a cada ser según su especialidad y permitiendo libremente a cada uno ser como es.Para inspirar, es necesario practicar el poder de discernir y de juzgar en relación a qué decir y hacer, por ejemplo el creer que otra persona es un problema, generalmente el problema no es lo que los otros dicen o hacen, en cambio es nuestra percepción.
La manera en que juzgamos crea sentimientos negativos. Tenemos la elección de percibir a los demás como una amenaza, un problema, o bien como una oportunidad; una oportunidad para aprender, cambiar, para dialogar y entender.
Podemos escoger la compasión; sentir que el otro es un problema, es falta de compasión.
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