Soltar es nuestra capacidad de liberarnos de todo lo que no es correcto o saludable para el alma. Significa no cargar con el bagaje del pasado en el presente y el futuro. Se trata de soltar la carga de nuestra ignorancia, el dolor de experiencias pasadas, los apegos, las expectativas, los hábitos negativos, los sistemas de creencias limitantes o erróneos, los sanskares negativos y las opiniones de los demás. Al soltar nuestras viejas costumbres, damos la bienvenida a nuevas formas de pensar, comportarnos, ser y llegar a ser.
La meditación y la conexión con Dios fortalecen la capacidad de soltar. Ser consciente de que soy un alma y no un cuerpo ni un rol, facilita la convivencia con las personas y poseer cosas, sin apegarnos a ellas ni temer perderlas. Actuamos como un administrador, por lo que nada ni nadie nos pertenece. Entendemos que las personas llegan a nuestra vida para vivir juntas en armonía y que las posesiones deben usarse con gratitud y cuidado.Necesitamos soltar nuestros pensamientos, creencias y sanskares erróneos. Cuando reconocemos el daño que causan, podemos acabar con ellos. También soltamos las expectativas, entendiendo que las personas y las situaciones nunca pueden ser como queremos debido a las diferencias en nuestros sanskares y cuentas kármicas.
Si no soltamos el dolor de nuestras experiencias pasadas con las personas, nuestras experiencias presentes con ellas se verán teñidas por el pasado desagradable. Por lo tanto, interactuamos con ellas cada vez, percibiéndolas a través del filtro de su comportamiento anterior. Aferrarse a las emociones desagradables de situaciones pasadas profundiza las heridas emocionales. Soltar es como soltar un equipaje de energías negativas que se ha vuelto más fuerte y pesado cada día, agobiándonos.
Al soltarlo, viajamos ligeros, llevando solo lo que es útil.
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