Toda sociedad, e incluso toda familia, sigue ciertas normas de comportamiento. Estas sirven como código de conducta para respetar a las personas según sus roles y posiciones. Establecer normas sobre cómo respetar, tratar, comportarnos y corresponder a quienes desempeñan ciertos roles es vital para mantener la dignidad de dicho rol. A veces, nuestro ego nos impide seguir estas normas, sobre todo si hemos tenido una experiencia desagradable o tenemos una impresión negativa de otras personas. Seguir las normas nos fortalece a nosotros mismos y a nuestras relaciones.
1. Familiarízate con las normas y los valores que se siguen en diferentes ámbitos: en tu familia, en la sociedad, en tu fe o en tu país. Aprende preguntando y observando.
2. Analiza tu opinión sobre las personas que conoces. Empieza por aquellas mayores, que ocupan puestos más altos, que se desempeñan mejor que tú o que reciben reconocimiento. Si sientes celos, inferioridad o indiferencia, consulta tu mente: es mi responsabilidad mostrar respeto por su rol y posición.
3. Sé humilde incluso con alguien más joven, de menor o igual rango. Aunque otros lo traten de forma diferente, sé cortés con él.
4. Cuando das consideración, la positividad que creas te ayuda a desarrollar buena voluntad. Ser amable con los demás, sin importar lo que hagan, es señal de fortaleza. Deja que tu humildad prevalezca sobre tu ego.
¿Cómo puede el compromiso con normas de comportamiento fortalecer tanto la identidad individual como la calidad de las relaciones interpersonales?
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