El amor y el dolor son dos emociones que nos tocan o nos mueven en la vida. Ambas son nuestra creación interior en respuesta a las circunstancias. Con los constantes altibajos de la vida, tanto el amor como el dolor parecen adicciones, ya que casi siempre nos sentimos amados o dolidos.
Hay tres sistemas de creencias profundos y erróneos sobre el amor y el dolor que debemos examinar:
1. El amor duele
El amor nunca puede hacernos daño. Las personas que no nos aman pueden hacernos daño, pero el amor no. Perder a un ser querido puede ser doloroso. La separación puede ser dolorosa. Que te mientan o te traicionen puede ser doloroso… pero muchas personas sienten que el amor es doloroso. Incluso deciden no volver a amar a ningún ser humano. El amor verdadero nunca duele, solo cura.
2. Obviamente sentimos dolor cuando un ser querido está angustiado.
Pensemos en el ejemplo de un niño pequeño que sufre un accidente. Con un dolor y un miedo tremendos, podría llorar durante horas o días. ¿Cómo querría que en ese momento sus padres se comportaran? ¿Que lloraran con él y aumentaran su inseguridad? ¿O que tuvieran un padre fuerte, estable y valiente que lo animara y le dijera: " Entendemos tu dolor. Siempre estamos contigo. Los mejores médicos te están curando. Mira lo rápido que te estás recuperando. Eres el niño más valiente".
3. Amar a alguien me hace posesivo y me preocupa por él.
El apego nos vuelve posesivos o preocupados. El amor permite que las personas sean quienes son. El amor puro vibra a una frecuencia tan alta que las energías inferiores como el dolor, el miedo, la ansiedad y la inseguridad no pueden llegar. En un momento dado, puede existir el amor o el dolor, pero no ambos.
Es importante tener sistemas de creencias correctos porque una vez que adoptamos cualquier creencia, la forma en que vivimos nuestras vidas cambiará considerablemente.
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