La mayoría de nosotros estamos acostumbrados a utilizar palabras negativas y de baja energía en nuestras conversaciones diarias. Cada palabra lleva una energía y vibración particular. Es lo que irradiamos al universo. Y atraemos de vuelta una energía similar que se manifiesta como nuestro destino. Necesitamos revisar y aumentar nuestro vocabulario, y no ser casuales con ellas. Nuestras palabras crean nuestro mundo.
¿Consideras el impacto de las palabras que usas habitualmente, o las das por sentado, creyendo que después de todo son palabras? ¿Has experimentado que ciertas palabras pueden hacerte sentir feliz, triste o enojado instantáneamente? Las palabras son más que transmitir nuestras opiniones. Cada palabra que pensamos, decimos o escribimos vibra a una cierta frecuencia.
Usar palabras negativas sobre nosotros mismos, otras personas, lugares, cosas o el mundo mismo hará bajar nuestras vibraciones y las de ellos. Refinemos nuestro vocabulario para usar solo palabras puras, positivas y empoderadoras. Usemos solo palabras de alta vibración. La alta energía no solo nos hace sentir bien, sino que eleva nuestras vibraciones. Atraemos más positividad. Nuestras palabras crean nuestro mundo. Dejemos que nuestras palabras se eleven para adaptarse a nuestra personalidad.
Cada día, elige cuidadosamente sólo palabras puras, poderosas y positivas en tu comunicación diaria. Mejora constantemente tu vocabulario, aumentar tu vocabulario es aumentar tus vibraciones. Ya sea tu conversación interna o una conversación con alguien sobre tu salud, relaciones, carrera, finanzas, lo que sea de lo que hables, usa el vocabulario más alto que conozcas. Usa sólo palabras poderosas como: Soy fácil, Cambiar hábitos es simple para mí, Todo es perfecto, Llego a tiempo, Tengo éxito, Por supuesto que lo haré, Lo completaré, Siempre lo hago bien, Mi cuerpo está perfectamente sano, Mi comida es saludable y sabrosa.
Hablo de la realidad que quiero, no de la realidad actual. Mis palabras influyen en mi mundo, me dan energía a mí y a mi situación. Cada una de mis palabras es una bendición para mí, para otras personas, para las situaciones y para el medio ambiente.
Las palabras positivas tienen un efecto curativo en nuestra mente, e incluso nuestro cuerpo responde positivamente.
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