Usando las opiniones de las personas o nuestra propia percepción, a veces nos asignamos etiquetas, como: soy lento, soy agresivo. Las afirmaciones negativas repetidas de etiquetas sobre nosotros mismos aumentan ese comportamiento en nosotros. Las etiquetas que nos asignamos o que las personas nos asignan, se convierten en pensamientos y palabras repetidas sobre nuestra personalidad. Se convierten en nuestra realidad, hasta que decidimos cambiar nuestras etiquetas.
1. Comprueba si desde tu infancia, las personas tenían ciertas cosas que decir sobre tus hábitos o comportamientos incorrectos. Sus intenciones eran puras y querían que cambiaras. Pero te dieron etiquetas negativas como que eres perezoso o descuidado, etc.
2. Es posible que hayas aceptado las etiquetas que te dieron las personas, las hayas convertido en tu identidad, reafirmando así ese rasgo de personalidad de ser perezoso o descuidado. Cuando dices repetidamente: soy tal y tal, lo refuerzas. Significa quién eres y quién serás.
3. Haz una lista de todas las etiquetas negativas que has absorbido de los demás y que aún conservas. Con el tiempo, se han convertido en afirmaciones y en parte de tu vocabulario, lo que impide tu éxito y tu felicidad.
4. Comprueba si dices algo negativo sobre ti. Incluso si es una realidad, reemplázalo con etiquetas puras y positivas. Repítelo durante unos días hasta que se convierta en tu identidad positiva.
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