En este momento cuando el mundo se ha tornado tan diverso, frágil y cambiante, acompañado de calamidades, enfermedades, temores e incertidumbres, es inminente reencontrarnos consigo mismo y rescatar la compañía de la Verdad.
¿Y quién es la Verdad? Se le han dado tantos nombres como culturas
existen, Ala, Yahveh, Elohim,
Jehová, Shiva, El Único.
Él, incognito, pero así mismo evidente. La verdad es sólo Una, Dios el Padre Celestial, es un punto diminuto de Energía extremadamente Sutil y pura, un Alma, el Alma Suprema, el Padre Supremo, océano del conocimiento espiritual.
Él se encuentra más allá del
Universo material; vive en el cielo más allá del sol y las estrellas, en la
tierra del silencio, en un mundo de color rojo dorado, también llamado la
tierra del Nirvana y su nombre original es Shiva en idioma hindú, que traduce
Benefactor.
Dios es un alma individual y reside
en ese lugar y cuando lo descubro puedo
enviar mis pensamientos hacia ÉL, donde quiera que yo esté y en cualquier
momento. Él es el padre tuyo, mío y de todas las almas encarnadas, o sea, las
que vivimos la experiencia corpórea humana.
Inocente y dulcemente está
atento a escucharte, educarte y guiarte; dispuesto a ayudarte.
Abre tu corazón y conversa de corazón a corazón con
el Padre sobre aquello que no has podido comprender o cambiar y espera su
repuesta y consejo, que de una u otra manera llegará a ti.
No permitas que la rutina de
la vida te absorba, busca un tiempo para los dos; respira, relájate y
recuérdalo a Él, así como al sentido de vivir y de cada uno de tus actos. Toma
energía de Dios y renuévate, gana tranquilidad, fortaleza y claridad para
continuar el viaje.
Solo
la Verdad, el Alma Suprema tiene tanto amor por ti que Él mismo colma todos tus
anhelos de verdadera felicidad y paz en tu
vida.
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