Por Bk Shivani
En nuestra vida, a menudo buscamos la intervención divina para nuestros deseos, desde los más pequeños hasta los más grandes. Desde las fervientes oraciones susurradas en los tranquilos rincones de nuestras habitaciones antes de los exámenes, esperando un pequeño empujón divino a nuestro favor, hasta las desesperadas súplicas de salud, seguridad y prosperidad, nuestras conversaciones con Dios son testimonio de nuestra creencia inherente en la influencia de un poder superior sobre nuestras vidas. Pero cuando la vida nos presenta obstáculos, sacudiendo los cimientos mismos de nuestra fe, nos preguntamos si estos eventos se desarrollan por voluntad divina o si hay otro guionista de nuestro destino: nuestras acciones, nuestro karma.
Entendiendo el Destino y la Voluntad Divina
Desde la infancia, nos dicen que ni una sola hoja se mueve sin la voluntad de Dios. Esta creencia constituye la base de nuestra comprensión de los acontecimientos de la vida, atribuyéndolo todo, desde desastres naturales hasta pérdidas personales, al decreto divino. Sin embargo, ante la adversidad, esta noción se convierte en un arma de doble filo, lo que lleva a algunos a cuestionar la benevolencia de una deidad que guiona tales pruebas.
El concepto de que todo sucede por una razón y por voluntad divina es reconfortante, pero también desconcertante. ¿Acaso un padre, con el poder, prescribiría alguna dificultad en el destino de su hijo? La respuesta es un rotundo no. De igual manera, si consideramos a Dios como el padre supremo, resulta difícil conciliar la presencia del dolor y el sufrimiento con la creencia en una voluntad divina benévola.
Karma: El verdadero autor de nuestro destino
El dilema filosófico nos lleva a una encrucijada crucial: ¿Nuestro destino está determinado por la voluntad divina o es el resultado de nuestro karma? Este último ofrece una perspectiva más empoderadora, sugiriendo que nuestras acciones, buenas o malas, marcan el rumbo de nuestra vida. Esta perspectiva no disminuye el papel de la divinidad, sino que lo redefine, posicionando a Dios no como el autor de nuestros destinos, sino como una luz que nos guía, dotándonos de sabiduría, fuerza y amor para afrontar las consecuencias de nuestras acciones.
Lo efímero y lo eterno
Como seres de energía, lo que llevamos más allá de esta vida no es la riqueza material ni los títulos que hemos acumulado, sino nuestros sanskares (disposiciones innatas) y el registro kármico de nuestras acciones. Comprender esta verdad eterna subraya la insignificancia de los problemas pasajeros y resalta la importancia de vivir una vida arraigada en el karma positivo y los sanskares virtuosos.
El papel de Dios en nuestras vidas
El papel de Dios, entonces, es similar al de un padre o mentor, guiándonos a través del conocimiento moral y espiritual para tomar decisiones que nos lleven a una vida armoniosa y plena. Esta guía divina es el faro que nos ayuda a navegar por los mares turbulentos de la vida, asegurándonos de que, cuando llegue el momento de despojarnos de nuestra vida terrenal, lo hagamos con un legado de karma positivo y un espíritu libre de conflictos o remordimientos sin resolver.
Vivir y partir sin dolor
Para vivir una vida que garantice una partida sin dolor, concéntrate en cultivar sanskares positivos y participar en karma recto. Recuerda que los últimos momentos de nuestra existencia en este plano deben reflejar un estado de satisfacción, paz y preparación para lo que nos espera más allá, libres de las cadenas de agravios sin resolver e imbuidos de la ligereza que emana de una vida bien vivida.
Esencia
El camino de la vida, entrelazado con la sabiduría divina y nuestras acciones, exige un esfuerzo consciente para vivir virtuosamente y dejar un legado de karma positivo. Es un recordatorio de que, si bien podemos buscar la intervención divina en nuestras vidas, el verdadero poder para forjar nuestro destino reside en nosotros, guiados por la sabiduría y el amor que nos ofrece la divinidad.
Preguntas reflexivas para los lectores:
¿Cómo puedes alinear tus acciones hoy para asegurar un legado de karma positivo?
¿De qué maneras puedes buscar la guía divina para afrontar los desafíos de la vida mientras asumes la responsabilidad de tu karma?
Conclusiones clave:
Nuestro destino está determinado por nuestras acciones (karma) en lugar de estar predestinado por la voluntad divina, lo que nos permite vivir con propósito e intención.
La guía divina actúa como un mentor, ofreciendo sabiduría y apoyo pero dejándonos la responsabilidad de nuestras elecciones y sus consecuencias.
Para partir sin dolor, debemos centrarnos en acumular karma y sanskars positivos, asegurando un legado de virtud y paz que trascienda nuestra existencia terrenal.
BK Shivani´s Blog en inglés.
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