También deberíamos liberarnos de la creencia de que lo único que cuenta es el futuro. En esta rutina de alcanzar metas socialmente válidas, seguimos intentando ganar un premio que eventualmente se disuelve en nuestras propias manos, antes de que siquiera sintamos la más mínima felicidad de haberlo logrado. Tampoco nos damos cuenta de tantas experiencias potencialmente satisfactorias del presente en esta carrera. El paso más crucial para liberarnos es la capacidad de encontrar recompensas en los acontecimientos de cada momento. Si aprendemos a disfrutar y encontrar significado en el flujo continuo de experiencias, la carga del estrés por lograr algo a menudo cae de nuestros hombros. El poder interior regresa cuando las recompensas ya no están conectadas externamente. Aprendemos a disfrutar de las auténticas recompensas de la vida y a dejar de correr tras el premio que a veces está fuera de nuestro alcance.
Una vez que hemos definido nuestros objetivos, los aprendizajes obtenidos al superar los obstáculos en el camino nos hacen sentir más hábiles, únicos y capaces. En el proceso de conseguir estos logros individuales, una actitud de colaboración y cooperación con los demás puede añadir una sensación de armonía y plenitud en la vida. Aprendemos a ser más sensibles a la vida cuando cultivamos un espacio de cuidado y respeto por otras almas y sus ideas y vidas que están más allá del yo físico. Esta integración y fluidez humana hace que el presente sea más agradable y nos agrega confianza en nosotros mismos, lo que nos permite desarrollar habilidades y también hacer contribuciones significativas a nuestra familia, amistades, lugar de trabajo y sociedad. |
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