Mal – estar espiritual -1

Por Elsa María Fríes

La conciencia padece de mal-estares que hemos aprendido a crear, son mensajes del inconsciente  que nos llegan a todos en mayor o menor medida y que se pueden superar con el despertar de la conciencia espiritual.

Cada uno de estos mal-estares tiene como causa, una falsa creencia viral, los síntomas han de ser reconocidos a partir de las emociones de tristeza, miedo o de ira que generan sufrimiento y también a partir de los pensamientos y sentimientos turbulentos.

Una de estas enfermedades tiene que ver con la necesidad de reconocimiento como alguien importante para los demás, necesidad de valoración y de apreciación del ser, en la cual la creencia viral es: Necesito tener la aprobación y validación de los demás, necesito que me reafirmen como alguien importante en la vida de los demás.  

Esta creencia se manifiesta en pensamientos tales como: Necesito tener … Tengo que tener… belleza corporal, los mejores bienes fortuna, una muy buena posición social, influencia en un grupo de personas..., y muchos más deseos detrás de los cuales está la necesidad de reconocimiento, la necesidad de valoración, de apreciación del ser interior.

Estos pensamientos se muestran en comportamientos que buscan la atención, el ser escuchado, el prestigio, la fama, el poder que da una posesión o una posición en la sociedad, o el aplauso hacia las ideas u opiniones personales, todo para comprobar la aprobación, el reconocimiento y el respeto de los demás.

Cuando el ser interior no consigue lo que anhela, se derivan las emociones tóxicas de decepción, tristeza, frustración, o de ira, en fin el sufrimiento del alma.

Para sanar esta enfermedad trayendo el bien-estar del alma, hemos de des-aprender la creencia viral e instalar, en su reemplazo la verdad espiritual de que el alma, el ser espiritual, eterno e imperecedero, es verdaderamente un ser completo, pleno, único, libre, que no necesita aceptación ni aprobación de nadie, un ser muy valioso por si mismo, un ser consciente de si mismo como ser espiritual y consciente de su inmenso valor. Cada ser espiritual único y diferente, capaz de apreciarse a si mismo y de apreciar las diferencias con los demás, lo que conlleva el dar cabida a la diversidad de personalidades en la humanidad.

Instalar la verdad espiritual pasa por meditar recurrentemente la afirmación señalada y por revisar si ella resuena en el propio corazón, la intuición dirá si es  una afirmación que deba hacer parte de la propia verdad, a la vez que los sentimientos que despierte de felicidad, seguridad y paz, señalarán el beneficio de apropiarla.  Invocar la energía divina en la meditación recuperará la energía original y eterna del alma, la energía del potencial pleno del ser, el respeto a uno mismo y la más alta autoestima.

Solo cuando el ser interior despierta espiritualmente y hace consciencia de que en el dar está el recibir, dará atención, valor, aprecio, respeto y amor a los demás y a la naturaleza y recibirá lo mismo a cambio.