¡Buen día! Esta mañana, ¿Saludaste a tu familia, amigos y colegas con buenos días, buenas noches o buena suerte? ¿Deseas esto a a la gente todos los días?
La mayoría de nosotros subestimamos el valor de un genuino saludo de buenos días. No son sólo un par de palabras habituales.
Transmitidos con intenciones puras de bondad, irradian la energía de las bendiciones y la promesa de cosas buenas por venir. Cuando alguien nos saluda, no ignoremos, asentimos, murmuremos o digamos casualmente buenos días.
Además, no intercambiemos monótonamente deseos con personas por teléfono. Necesitamos experimentar la energía del mensaje y actuar después. El receptor entonces recibe nuestro mensaje más nuestra energía pura.
Decir buenos días no debería ser difícil. No esperemos a que otros saluden por jerarquías de edad, posición o poder. Las personas pueden estar felices, tristes o en un estado de ánimo intermedio, pero independientemente de su respuesta, podemos hacer que esos 2 segundos se conecten y que su experiencia de conocernos sea buena.
A menudo pasamos por alto el poder de gestos simples como hacer contacto visual, sonreír, hacer un cumplido o saludar a la gente. Estos actos significativos ciertamente agregan felicidad a nuestros días y los de ellos.
Al ayudar a otros a sentirse bien consigo mismos, nuestra propia felicidad crece significativamente.
Tómese un momento para ver cómo su energía positiva ilumina el día de alguien hoy. Todos buscan ser reconocidos y escuchados.
A veces eso es todo lo que la gente necesita de ti. Hágales saber a través de sus palabras y acciones que son importantes.
Observe cómo se siente cuando saluda al guardia de seguridad en la puerta, abre la puerta para un extraño o agradece a un miembro de su familia. Cuando pasas tiempo con alguien, comprendes su valor e importancia.
La amabilidad en acción te traerá más alegría de lo que pensabas.
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