Así como la gente nos ve a través del filtro de su personalidad y percepciones, también nos vemos a nosotros mismos a través de ciertas etiquetas que nos ponemos. Si le ponemos etiquetas negativas como soy perezoso, soy descuidado, se vuelve parte de nuestra identidad y una creencia.
Nuestras vibraciones crean nuestra realidad e intensifican ese comportamiento en nosotros.
¿Eliges etiquetarte sobre quién eres, o quién no eres, en función de tu apariencia, antecedentes, personalidad o logros? ¿Te ves a través de las etiquetas con las que otras personas te definen? ¿Puedes hacer una pausa y comprobar cuántas etiquetas son negativas?
Las etiquetas que se te asignan suman diferentes dimensiones de tu personalidad, tu identidad. Esto significa que si nos etiquetamos negativamente, nuestra mente y cuerpo responderán y vivirán de acuerdo con esa etiqueta negativa.
Repetirlas hacerlas como una afirmación, reiterar esas palabras, irradiar esas vibraciones y las posibilidades de que se conviertan en nuestra realidad aumentan. Nuestras etiquetas crean nuestro destino.
Reemplacemos cada etiqueta negativa que tenemos sobre nosotros mismos, con una
etiqueta pura, poderosa y positiva.
Hagamos de ellas nuestro vocabulario, repítalas constantemente durante unos días, hasta que esas etiquetas positivas se conviertan en su identidad.
Para crear la realidad que deseas, comience asignándose solo autoetiquetas positivas.
Recuérdate a ti mismo: me etiqueto solo y solo con palabras positivas. Sigo siendo consciente de que mis etiquetas manifiestan mi destino. Cuando repetidamente piensas y hablas solo de etiquetas positivas, creas esa única cualidad de vibraciones y las irradias a tu mente, cuerpo y el universo.
Todas y cada una de sus vibraciones influyen en su
realidad. Entonces esas etiquetas comienzan a convertirse en tu realidad.
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