La ira no es nuestra naturaleza original. Al enojarnos repetidamente cuando las situaciones no son como queremos, lo convertimos en una reacción obvia. Lo expresamos, lo negamos o, en el mejor de los casos, lo suprimimos. La ira se ha vuelto crónica, pero la buena noticia es que podemos adoptar un enfoque gradual para controlarla primero y luego acabar con ella.
1. La ira es tu elección, al igual que la paciencia y la paz. No eliges
enojarte con figuras de autoridad o personas mayores, pero te has dado la
libertad de estar enojado con los demás. Practica la meditación todas las
mañanas para ser paciente con todos.
2. Inicialmente puede sentirse tentado a reaccionar, pero no exprese su ira.
Cuando sacas a relucir la ira, la otra persona también reacciona. Y luego
reaccionas aún más y también lo hace la otra persona. La magnitud de la ira se
multiplica.
3. Dígase a sí mismo: soy un ser poderoso. Entiendo que tienen una razón para
lo que hicieron. Uso la paciencia y la aceptación con ellos para protegerme y
empoderarlos. No es represión, pero cuando acabas con la ira por fuera, también
acaba por dentro gradualmente.
4. Identificar una persona para dar correcciones con vibraciones de aceptación,
comprensión y tranquilidad. Observe cómo su estabilidad interior los beneficia
a usted y a ellos. Una vez que puedas elegir la paciencia con una persona,
repite lo mismo con 2 personas más mañana, y así sucesivamente.
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