Vibrar positivo por El Valle de Sula.

Por Elsa María Fríes

El Valle de Sula se encuentra ubicado al norte de Honduras. Hidrológicamente, el área cuenta con dos de las cuencas más importantes del país: las cuencas de los ríos Ulúa y Chamelecón, por lo cual la zona está sujeta a inundaciones y así los dos huracanes de noviembre, ETA y IOTA, produjeron un inmenso daño.

La excelente calidad de sus suelos ha propiciado el desarrollo agrícola, siendo sus rubros más representativos: banano, caña de azúcar, plátano, palma africana, cítricos, pastos y granos básicos.

En la Zona Metropolitana del Valle de Sula (18 municipios) se encuentra instalada más del 80% de la industria manufacturera y textil. Alrededor del 63% del Producto Interno Bruto país se genera en el Valle de Sula, representando cerca del 50% de las exportaciones hondureñas.

En el Valle reside aproximadamente un 27 % de la población nacional, siendo la fuerza de trabajo más numerosa tanto en sus centros urbanos como rurales.

Y al Valle de Sula lo golpearon terriblemente los huracanes de noviembre de 2020, muchos residentes del Valle están empezando de nuevo.  Se cuenta con el ímpetu de los hondureños que se reconoce en la resiliencia, la generosidad y la solidaridad, no en vano ya superaron a los huracanes Fifi y Micht.

Por otra parte, hay que tener presente que, desde los organismos más pequeños hasta el sistema planetario en totalidad, nos movemos en una red de ecosistemas que se transforman permanentemente y que siempre oscilan entre la abundancia y la recesión.

También nos dicen los teóricos de los sistemas que cada uno, cuando llega al caos, procede a un nuevo orden y a una regeneración siempre en búsqueda del bienestar. En su interior cada sistema trabaja por un equilibrio y por el propio bienestar y lo hace a veces desde la competencia, y a veces desde la cooperación. 

La invitación hoy es a vibrar positivo, a poner las vibraciones más elevadas al servicio del Valle, a cooperar con buenos deseos y pensamientos positivos para la reconstrucción del norte hondureño.  Meditemos:

Yo, la energía consciente que anima el cuerpo me estabilizo en la paz interna que soy y conecto con la Energía Suprema para constituirme en un canal de Sus vibraciones de luz, poder, paz y amor hacia todos quienes residen en el Valle de Sula y hacia la naturaleza del lugar para que la abundancia y la prosperidad del trópico se vuelvan a ver con orden, bienestar y equilibrio.