1. Soy un alma hermosa con muchas cualidades y logros especiales: La poderosa conciencia de que soy especial y único en este mundo, con mis propias cualidades y logros, eleva enormemente nuestros sentimientos y la forma en que nos vemos a nosotros mismos. Solo cuando experimentamos una profunda positividad sobre quiénes somos y lo importantes que somos, dejamos de compararnos con los demás y de sentir celos.
2. Todos somos iguales ante Dios y nadie es superior ni inferior: A veces, los logros de otra persona, como su apariencia, personalidad, riqueza, fama o relaciones, nos atraen y tendemos a sentirnos inferiores y celosos. En esos momentos, siente siempre que Dios nos ama a todos por igual, tal como somos, y que ni la otra persona es superior a nosotros ni nosotros somos inferiores a ella.
3. Estamos en una carrera contra nosotros mismos y no contra nadie más: La competencia excesiva suele generar celos y el deseo de superar a la otra persona en todo lo bueno. Esto nos cansa y nos priva de tesoros espirituales como la paz, el amor, la alegría y el poder. Sin embargo, un principio espiritual afirma que es bueno competir contra nosotros mismos y mejorar cada día, en lugar de centrarnos en lo bueno del otro, lo cual nos da celos.
4. Es importante soñar en grande, pero no apegarse demasiado a los sueños: Los celos surgen cuando intentamos ir muy rápido en la vida persiguiendo nuestros sueños más grandes, incluso a costa de nuestra salud y nuestras relaciones. La vida se siente hermosa cuando no permitimos que nuestros sueños dominen nuestra vida ni nos influyan negativamente. Cuanto más desconectados estemos de nuestros sueños, menos celos tendremos de los demás y más ligero será nuestro camino por la vida.
5. A mayor sencillez, menores celos. Es frecuente que las personas de pensamiento y vida sencillos nunca experimenten celos. La sencillez significa pensar menos y estar contento con lo que se tiene en lugar de desear siempre más. Estas personas siempre son felices y siempre buscan en su interior, sin buscar nada fuera de sí mismas, en otras personas o en el mundo.

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