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Micro-relatos de vida y muerte. Serie 2: Conjugando el verbo morir: “Y la muerte fue para nosotros…”

Mientras escribía el relato para hoy en el que conjugaría el verbo con el pronombre personal “tú”, fue difícil concentrarme totalmente, ya que una parte importante de mi tiempo de prácticas meditativas diarias, estuvo, y sigue estando, dedicado al “nosotros como país”, debido a la agudización de la difícil situación social, económica, de salud, y política que, en los últimos días, ha convergido en esta figura de las muertes masivas, repentinas, violentas…
Ante este panorama, decidí cambiar la conjugación y escribir sobre nosotros como país y compartir algo de mis prácticas meditativas de esta semana, así como algunos aprendizajes de mi estudio diario del raja yoga, que encontré muy útiles para lidiar con estos momentos de forma constructiva.


 
Puede resultar muy retador el no dejarse permear por ese ambiente de tensión, temor, ansiedad, caos y conflictos, que se genera no sólo a través de las acciones de esos calibres sino también a través de las conversaciones cotidianas y los contenidos de los medios de comunicación. Parecería imposible, y hasta descorazonado, el no sentirse indignado por todas aquellas agresiones y actos violentos que arrebatan la vida… Entonces, recordé uno de los lemas más significativos y potentes que aprendí en Brahma Kumaris: “si yo cambio, el mundo cambia; porque el peligro de albergar y alimentar sentimientos de descorazonamiento, injusticia, indignación, tristeza, etc. es que creas un ambiente interno insano que te debilita… terminas caminando por una senda enfermiza, frágil e insegura que, con certeza, no te lleva a la paz, no te conduce al respeto mucho menos a la tolerancia. El camino hacia la paz y la reconciliación, depende sólo de ti y de nadie más. No sólo está en tus manos sino principalmente, en tu conciencia, en tus pensamientos, sentimientos, actitudes, visión, palabras. Y cuando todos los individuos conscientes, todos los “yo espirituales” en esta única conciencia elevada nos juntamos, podremos crear esa masa crítica que trae el cambio que tanto anhelamos… ¡aquí y ahora yo tengo el poder para transformar este panorama de muerte en uno de vida y esperanza, solo basta un pensamiento puro, un pensamiento transformador!
 
Ver y escuchar tantas noticias de muertes y usos descontrolados de la fuerza física, nos hace conscientes de nuestra vulnerabilidad y co-dependencia. Saber que mi vida o mi bienestar están estrechamente conectados con otros que desconozco; reconocer que ese otro tiene tanto poder e impacto en mi vida, puede resultar muy agobiante cuando no he reconocido conscientemente mi capacidad y mi poder; no físico sino espiritual. El poder físico, alberga el potencial de la dualidad: así como puede ser muy bueno, puede no serlo. Mientras que el poder espiritual verdadero, aquel que surge desde la consciencia del alma y se conecta con Dios, sólo puede albergar la unicidad. No hay una fuerza más poderosa que la del amor espiritual; no existe un amor más grande, auténtico y puro, que el amor de DiosPermitámonos experimentar el amor de Dios; permitámonos unirnos en este sutil lazo del amor puro y poderoso que nos reúne en el amor filial universal, y restaura los hilos rotos de nuestra hermandad.  
 
Mi querido lector, mi querida alma hermana, te invito a este ejercicio meditativo del video que encontrarás a continuación y permitamos que el amor Divino sea el que permee nuestras vidas:



Por Dora Lucy Guarín.


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