Por Elsa Fries
Desde los organismos más pequeños hasta el sistema planetario en totalidad nos movemos en una red de ecosistemas que se transforman permanentemente y que siempre oscilan entre la abundancia y la recesión.
En su interior cada sistema
trabaja por un equilibrio y por el propio bienestar y lo hace a veces desde la
competencia, y a veces desde la cooperación. El universo de hoy nos deja
ver que el sistema en general se ha venido inclinando en demasía hacia lo
material en detrimento de la espiritualidad humana que es el centro de la
vida.
También nos dicen los
teóricos de los sistemas que, cada uno, cuando llega al caos, procede a un
nuevo orden y a una regeneración siempre en búsqueda del bienestar.
Mirando al mundo de hoy
creo que este sistema ha llegado a su punto más bajo, en extremos de
materialismo y de caos, pero, la buena noticia es que desde todo lo caótico que
vemos está naciendo un nuevo orden, un nuevo movimiento humano desinteresado
del materialismo, interesado en el crecimiento de la conciencia y los valores
espirituales y soñador de un mundo nuevo en el cual no haya competencia sino
cooperación.
Con frecuencia pregunto a
las personas por su mundo soñado y es fácil oír la coincidencia del sueño de
todos:
´ Personas alegres, amorosas,
respetuosas integras;
´ Equilibrio entre
satisfacción de necesidades y recursos naturales;
´ justicia social por
honestidad, responsabilidad y respeto;
´ desarrollo pleno del
potencial humano individual y colectivo;
´ Ciencia y tecnología al
servicio de la humanidad
Hoy la invitación es a
soñar, a soñar un mundo mejor, a soñar el mundo que merecemos y por el cual
vamos a construir acciones positivas y de aporte a la sociedad y al mundo; a
soñar para atraer del universo lo mejor de lo mejor y para que se realice el
sueño, cabe soñar con detalle cada cosa y vernos realizados en nuestro mejor yo
para ese nuevo mundo mejor.
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