El apego puede tener dos niveles: interno o externo. Algunos ejemplos comunes de apegos externos son apego a:
- gente,
- objetos,
- cuerpo físico,
- tu rol o papel en tu familia, sociedad o en su campo profesional,
- dinero,
- lugares,
- comodidades físicas,
- la forma en que te ves, te vistes o te comportas o tu personalidad física en
general,
- una habilidad particular,
- un interés o pasatiempo particular como ver películas, redes sociales en
línea, etc.
- tu rutina o cierta forma de trabajar en casa o en el lugar de trabajo,
- respeto de los demás,
- cómo la gente te ve o se comporta contigo o lo que piensan de ti
y muchos otros.
Algunos ejemplos comunes de apegos internos son a:
- tus ideas,
- tus creencias,
- sus opiniones o puntos de vista,
- tus recuerdos,
- una cierta forma de pensar
- una calidad o especialidad particular,
- un poder particular,
- un hábito en particular, ya sea positivo o negativo
y muchos otros. Hemos mencionado algunos ejemplos.
Ya sea que el apego sea externo o interno, el apego es siempre interno. p.ej. si te apegas a tu trabajo, dirás mi trabajo. Tu trabajo es algo externo, pero te aferras a él dentro de ti, dentro de tu conciencia.
Cada vez
que nos apegamos a algo externo o interno,
creamos miedos, entre los cuales el principal es el miedo a perder a lo que estoy apegado. El apego no sólo da lugar al miedo sino que también trae
consigo emociones como la ira, el ego, la tristeza, los celos, la codicia, las
comparaciones, el odio, etc. Todas estas emociones tienen sus raíces en el
apego, lo que da lugar a la inseguridad.
Cualquier tipo de apego está tan profundamente arraigado en nuestro
interior que nos parece normal. Tiene una inmensa
cantidad de poder y logra aprisionarnos por completo, pero la mayoría de las
veces ni siquiera nos damos cuenta de que estamos encarcelados. Los estados
emocionales negativos conectados con este tipo de apego crean un estado de
presión mental interna o un vacío interno y nos hacen sentir absolutamente
indefensos a veces.
Durante un período de muchos nacimientos, nos hemos acostumbrado tanto a estos apegos y a las diversas formas de sufrimiento relacionadas con ellos que hemos comenzado a creer que estos son una parte integral de la personalidad humana y la vida humana desde el principio y, por lo tanto, son naturales.
Y así continuamos e incluso seguimos fortaleciéndolo, sin pensar nunca que debería ser eliminado. Hacemos esto con estrés interno e infelicidad hasta el punto de que incluso nuestra salud se ve afectada negativamente.
El estado natural del yo es libre y no está apegado de
esta manera a nada. Los apegos, ya sean externos o internos, se adquieren en
diferentes momentos y no son naturales ni
están ahí desde el principio. El sufrimiento actual nos indica que este tipo de apegos son algo anormal o no
natural.
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