A veces nos encontramos en situaciones en las que parece imposible reprimir nuestras palabras o comportamientos y reaccionamos impulsivamente. En lugar de aceptar nuestros errores, muchas veces justificamos nuestras reacciones. En los tiempos actuales, cuando nuestros roles y responsabilidades parecen ser muy exigentes, muchos de nosotros vivimos apresuradamente. Pensamos rápidamente, hablamos instantáneamente y actuamos impulsivamente. No nos detenemos a elegir una respuesta adecuada a la escena e incluso justificamos nuestras reacciones.
1. Cuando reacciones por impulso, reconoce que nada ni nadie más fue el responsable. De lo contrario, el primer poder interior se agota debido a comportamientos reactivos. Y en segundo lugar, si se justifica culpando a factores externos como la causa, nuevamente se pierde poder.
2. Después de cada hora, haz una pausa para comprobar la calidad de sus respuestas y cámbialas según sea necesario. Recuerda: soy un ser poderoso. Pase lo que pase, elijo responder correctamente en cada escena.
3. Apreciate por todas las respuestas correctas. Si alguna acción o interacción no estuvo bien, reflexiona y mira cómo podrías haber respondido de manera diferente. Ensaya mentalmente y visualízate haciéndolo de la manera correcta.
4. Responder desde tus cualidades espirituales originales de paz, amor y respeto es un proceso gradual de atención y conciencia. La primera etapa es no reaccionar en tu comportamiento, la siguiente etapa es no reaccionar en tu mente. |
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