Si hacemos una pausa y notamos nuestros comportamientos, descubrimos que es más fácil amar a otras personas que amarnos a nosotros mismos. Esta falta de amor propio es visible de muchas formas, por ejemplo: no respetamos nuestro cuerpo y nuestra mente, nos insultamos por nuestras faltas y fracasos, no perdonamos nuestros errores y subestimamos nuestras capacidades. Cuánto nos amamos a nosotros mismos decide qué tan bien vivimos nuestras vidas.
1. ¿Te juzgas muy duro cuando te falta algo? ¿Realmente abres tu mente y tu corazón para amarte a ti mismo cuando lo estás haciendo bien? ¿O prefieres esperar a recibir la energía del amor de otras personas a las que valoras? El amor propio es un arte que debemos dominar.
2. El amor es lo que somos, es nuestra cualidad innata, nuestra personalidad y nuestra propia naturaleza. Es una energía que podemos crear y dársela a nosotros mismos y a los demás. Pero bloqueamos el amor cuando albergamos sentimientos desagradables como ira, culpa, miedo o dolor. Por eso buscamos el amor de otras personas. Pero incluso si todos nos aman excepto nosotros mismos, no podemos experimentarlo.
3. Recordar que somos amor pone fin a nuestra dependencia de que la gente nos ame. Necesitamos cultivar el amor propio aceptándonos, valorándonos, motivándonos y siendo amables con nosotros mismos, incondicionalmente. Ya somos hermosos y estamos listos para trabajar en nosotros mismos desde este momento.
4. Nunca digas que necesitas amor. Cambia tu vocabulario en tu conversación interior y observa cómo el amor propio fluye automáticamente. Recuérdate a ti mismo: me amo sin condiciones y sin límites. Cada palabra que me digo a mí mismo es empoderadora.
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