Por Elsa Ma. Fríes
Recientemente asistí a un Retiro en Brahma Kumaris cuyo tema comparto hoy con mis estimados lectores:
El corazón toma sentimientos de felicidad o pesar y ellos conforman nuestra actitud, visión y conciencia. Si hay sentimientos negativos en el corazón hemos de eliminarlos y establecer en él sentimientos positivos de modo que nuestra actitud, visión y conciencia permanezcan limpias, livianas, sanas y positivas.
Con
mucha frecuencia el ser humano culpa a los demás por como se siente. lo que
constituye una proyección de la culpa, en otras ocasiones el ser se culpa a si
mismo, se victimiza y cierra el corazón por largo tiempo. Así, un corazón herido presenta dificultades
en las relaciones consigo mismo, con los demás y con Dios.
Para
sanar el corazón lo primero es revisar si en él hay bloqueos, ataduras, cargas
o barreras, para ello hemos de tomar tiempo de silencio y reflexión para
conseguir un auto conocimiento profundo.
Un
bloqueo se manifiesta en la forma de pensamientos o sentimientos
negativos en las relaciones interpersonales, puede venir de un mensaje parental
que instaló una creencia en el corazón y que permanece allí creando dolor y
problemas en las relaciones con otros, también se manifiesta por medio de
sentimientos de miedo y ansiedad.
El
bloqueo nos separa de la verdad del ser espiritual y amoroso que somos y
también nos impide una buena relación con Dios.
Para
sanar el bloqueo hemos de dar la vuelta a los sentimientos negativos y, con la
ayuda de la meditación, transformarlos en sentimientos de un corazón
benevolente, sentimientos de amor, de cuidado, amables y bondadosos.
Las
ataduras son lazos que nos atrapan y amarran a los sistemas y costumbres
de la familia o de los diferentes grupos sociales en los que nos movemos, las
ataduras se dejan ver en que nos sentimos responsables por otras personas y
hacemos esfuerzos para servirles, complacerles, y hacerles felices aunque ellos
siempre se sientan insatisfechos. Las
ataduras nos dejan sentimientos de decepción y desengaño.
Las
ataduras nos separan del ser espiritual que somos y que es capaz de vivir
desapegado de todos, seguro de si mismo y amoroso con todos.
La
atadura sana con la ayuda de la meditación, transformando los sentimientos de
decepción en sentimientos de coraje, valentía y satisfacción a partir de un
corazón amoroso y valiente.
Las
cargas son pesos que llevamos en el corazón por estar preocupados por
otras personas, se manifiestan en sentimientos de ansiedad, preocupación y
miedo.
Las
cargas nos separan del ser espiritual que somos y que es capaz de vivir
liviano, confiado en si mismo, en la vida y en Dios.
Las
cargas sanan con la ayuda de la meditación transformando el corazón herido en
un corazón hermoso, que irradia sentimientos puros.
Las
barreras son pensamientos sobre cosas externas al ser que perturban y
que se convierten en obstáculos que impiden las relaciones del corazón.
Las
barreras se superan con la ayuda de la meditación transformando el corazón
empequeñecido en un gran corazón, generoso, lleno de optimismo, que sólo ve posibilidades.
Gracias Elsa por compartir estas reflexiones y la experiencia del retiro.
ResponderBorrarNos alegra compartir contigo, estas prácticas y sencillas, enseñanzas que nos ofrece la sabiduría espiritual. Es hora de soltar las amarras, ir al silencio, conectar con Dios y tu ser interno y estar dispuestos a sanar.
ResponderBorrar