Por Elsa María Fríes El bien-estar espiritual es condición natural del alma humana que, en estos tiempos se ha debilitado, dando paso a que la normalidad sea el mal-estar del espíritu, que se observa en la negatividad de los pensamientos y actitudes, en la infelicidad generalizada, en los relacionamientos interpersonales apalancados en el miedo, la ira, el odio, la desconfianza, en la confusión de los sentimientos y en una emocionalidad a flor de piel que oscila entre la tristeza, el miedo, la ira, la preocupación y hace que el ser humano tenga un estado de ánimo deprimido, estresado, siempre insatisfecho y aislado espiritualmente de los demás y del mundo. La buena noticia es que el alma puede sanar, recuperar el bienestar y elevar significativamente su calidad de vida. Para sanar el alma hemos de indagar al interior de nosotros sobre cuales son nuestras emociones habituales, tal vez ira, tal vez miedo, tal vez tristeza, luego descubrir que pensamientos, creencias debilitan