Segundo camino
Cambiando las siete formas de ira
Transfórmala en
lugar de reprimirla, contenerla o expresarla
La gente no sólo se enoja por distintas razones, sino que además su ira
adquiere distintas formas dependiendo de las ideas aprendidas, las experiencias
pasadas y las percepciones inmediatas. Mientras el volver a tu original yo
libre de ira, las viejas heridas seguirán produciendo diferentes clases de ira,
primero en tu conciencia y luego a través de tu conducta. Los siguientes
ejercicios y métodos prácticos te ayudarán a tratar o a curar las heridas.
1.
La irritación
La creas cuando las cosas no ocurren lo bastante
de prisa como quieres por ejemplo el computador se bloquea por un momento, el
auto delante de ti en la carretera va un poco lento o alguien está
repiqueteando con los dedos en una habitación silenciosa.
Solución: cultiva la paciencia y la serena aceptación de que cada uno de nosotros
y todo tiene su propio ritmo, su propio paso en la vida. Y lo que en realidad
te está molestando no es el repiqueteo de dedos, o sea que ponte a repiquetear
con ellos o pide con suavidad a esa persona que deje de hacerlo.
2.
La Frustración
La creas cuando
las cosas no te salen como querías, como esperabas o como te imaginabas.
Solución: Acepta
cómo han ido las cosas: comprende la situación, trabaja con ella y aprende de
lo que ha ocurrido. Acepta las cosas tal como son. Responde siempre de manera
proactiva en el presente y no de manera reactiva en el pasado. Sólo entonces el futuro empezará a ser
como tú te lo imaginabas.
3.
El rencor
Lo creas cuando piensas que alguien se ha portado
mal contigo.
Solución: recuerda que nadie
puede hacerte daño mental o emocionalmente. Tú eres el que te lo haces a ti
mismo… siempre.
4.
El resentimiento
Lo creas hacia los que crees que te han insultado u ofendido
Solución: no son las palabras de los demás las que te han dolido, sino lo
que tú mentalmente has hecho con ellas. Todos conocemos a alguien a quien todo
le resulta indiferente. Nada parece afectarle. Desarrolla tú esta cualidad.
Aprende a que lo que te digan te entre por un oído y te salga por el otro.
Imagina que la persona que te está insultando está encerrada en un bote de
cristal y que ves como mueve los labios, pero no puedes oírla.
También creas
resentimiento cuando envidias a alguien.
Solución: deja de
compararte con nadie y de aspirar a ser como él. Sigue adelante con tu vida. Tú
no puedes ser otro que tú mismo y nadie te debe nada. Ama tu singularidad.
5.
El desprecio
Lo creas al dejarte llevar por tus juicios de
valor y al desaprobar profundamente las acciones de otros.
Solución: separa la persona de la acción y recuerda que las acciones que
realiza surgen de sus ideas. Lo más probable es que haya aprendido (como Tú)
unas falsas ideas. Recuérdate que no puedes controlar a los demás: detén tus
juicios de valor. No apruebes ni desapruebes a esa persona. Limítate a
observarla. E imagina luego la reacción más proactiva. Y manifiéstala.
6.
El odio
Lo creas cuando decides que alguien es la
encarnación del mal o una persona de lo más malintencionada.
Solución: observa cómo te dejas esclavizar emocionalmente por el objeto de
tu odio, lo cual significa que no eres libre, y esto a su vez significa que no
eres feliz. Recuerda que todo el mundo es bueno por naturaleza, lo que ocurre
es que la gente lo ha olvidado. Considera su odio y sus acciones como un grito
pidiendo ayuda, atención, amor.
7.
La rabia
La creas al acumular ira en respuesta a las
acciones de otros que tu consideras obstructivas o intimidatorias, por ejemplo,
conducirse agresivamente.
Solución: ha llegado la hora de buscar ayuda, asiste a un curso, acude a un
psicólogo, recurre a una terapia, aprende a meditar.
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