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Fuentes de fortaleza interior (2)

por BK Surendran   

Identidad propia
Normalmente nos identificamos con el cuerpo.
También nos identificamos erróneamente con nuestra profesión,
religión, casta, credo, región, genealogía, idioma, etc.
Considerar al yo y a todos los demás como seres espirituales,
abre el camino para la paz y la felicidad duraderas en la vida.
Somos capaces de reconocernos a nosotros mismos como lo que
realmente somos.  Aunque vivimos en un lugar en el mundo, podemos
pensar globalmente y contribuir localmente con nuestro poder para el
bienestar del mundo.
En la identidad de seres espirituales más allá de lo físico nos podemos
unir como familia y permitirnos vivir en este mundo con sentimientos de
paz y hermandad.

Autoestima:
También es crucial para aumentar la fuerza interior.
Debemos ser conscientes de nuestros puntos positivos,
nuestras cualidades especiales, nuestras calificaciones,
nuestras bendiciones y nuestra base de apoyo.
Pero conocernos es también aceptar nuestras carencias
y limitaciones y eso también proporciona autoestima, el verdadero valor,
así soy hoy y así me acepto, lo cual no obsta para querer superarse, o
corregir lo que tenga que corregir, al contrario, es el punto de partida
para generar mi autoliderazgo.
Ese reconocimiento profundo donde encuentro el poder para mejorar,
además con esta mirada lo haré de una manera considerada conmigo mismo.
Así logro el respeto propio.
Tenemos la capacidad de transformar aquellos hábitos que nos han llevado a
creer que somos “así” y que han dado como resultado lo que estamos viviendo
hoy, para crear un mañana diferente.
Acariciemos nuestros hombros cuando escalemos nuevas alturas en el campo
de la vida, esto generará confianza en uno mismo y entusiasmo y alegría.
Y cuando fallemos nos dará coraje para avanzar en el intento.
Al comprender nuestra propia grandeza, podremos apreciar la grandeza de
los demás. La vida es un esfuerzo cooperativo. Juntos podemos avanzar y
progresar. Así es cómo podemos lograr armonía.

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