Si bien por
todos los medios, comunicación principal por estos días, nos están diciendo que
hacer para entretenernos en casa a niños, jóvenes y adultos, de mil formas y
para todos los gustos, en muchas de estas actividades tu mente solo se
involucra en cierto porcentaje o por un tiempo relativo, hasta cuando termines
la actividad y luego, volverán los pensamientos y sensaciones de encierro, de
pronto miedo, incertidumbre.
Todos esos
videos ayudan sí, pero la entretención es eso, tenerte distraído por un momento,
desviar el pensamiento de una preocupación o tarea. Entonces los dejamos de
lado, no, no hace falta.
Lo que nos
completa es aprender a manejar la mente. Lo primero que te enseñan cuando
conduces es cómo funciona el carro, hay tres pedales y una barra de cambios
para dar fuerza al motor, oh sí, hay un motor y un combustible y un sinfín de
conexiones y artefactos de los que no tienes ni tendrás idea para que son.
Bueno, la mente es
más sencilla, podemos aprender a manejarla sabiendo cómo funciona, cuál es el
combustible.
Cierra los ojos
un instante, piensa en una taza de café caliente, aromático, acompañado de un
pedazo de torta… ¿se te antoja? Pues tu mente creó esa imagen y esas
sensaciones a partir de tus recuerdos. Ahora que, si no te gusta el café o no
lo has probado, no tendrás mayor sensación y la imagen será el recuerdo de
alguna propaganda que viste.
Igual pasa con
mucha de la información que nos llega, creamos pensamientos a partir de esos
recuerdos, te doy otro ejemplo, hace unos días todos corrieron a los
supermercados para llenar sus despensas “por si acaso”, esta fue la respuesta
automática de un recuerdo de alguna situación parecida. Se recordó el temor, la
incertidumbre de ¿hasta cuándo será?
Pero tú eres el
conductor, el jefe, puedes decidir cómo pensar y actuar. Date dos minutos y recuerda que no todo lo
que dicen es verdad, que cual bola de nieve un comentario rueda y crece y
crece.
por: Carmen Alicia Fries
por: Carmen Alicia Fries
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