Hay muchos recursos en la vida de cada uno que se pueden compartir con los demás.
Cuanto mayor es la conciencia de dar, existe la capacidad de dar y compartir estos recursos internos con los demás.
Se descubren nuevos tesoros y se utilizan para el beneficio de todos y también para uno mismo.
Hay una satisfacción constante en mi vida cuando existe el espíritu de dar.
No hay expectativas de los demás, solo una conciencia de lo que tengo.
La vida se vuelve cada vez más satisfactoria y me siento más rico por haber dado incondicionalmente.
También hay constantes buenos deseos que recibo de los
demás.
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