Por Elsa María Fríes
Pornografía, maltrato y violencia contra la mujer y
los niños, son producto de la lujuria sexual; al mismo tiempo la historia está
disponible para conocer que la lujuria ha sido causa de decadencia. Es
debido a la lujuria que grandes imperios han sido reducidos al polvo, este
vicio ha aniquilado a muchos que han gobernado a millones de personas, han
quedado atrapados en el sexo y como resultado han perdido su posición de
gobernantes.
Cuando la lujuria sexual dirige al hombre, su
juicio y razón dejan de funcionar y eso le está pasando a gran parte de la
población mundial hoy en día, ya que el deseo por satisfacer el placer sensual
momentáneo es el instinto básico relacionado con ser sólo conscientes del
cuerpo, así el deseo de satisfacer el sentido del tacto roba al alma, al ser
espiritual, el poder de razonamiento y su dignidad elevada.
La raíz de esta gran debilidad es haber
identificado al ser humano solamente con todo lo que es físico y finito:
nombre, género, país, lugar, momento, circunstancias, actividad, rol en las
relaciones. Al volverse limitado el ser humano quedo ocupado en los
órganos de los sentidos en un intento de cubrir su inseguridad espiritual, así
lo físico creó un orden de prioridades e invirtió los valores espirituales
profundos y dejó al ser humano atrapado en un mundo dual de
agrado/desagrado.
Cuando el ser humano se hace consciente de que no
es sólo un cuerpo, sino que es un alma eterna teniendo una experiencia corporal
transitoria, que es un hijo de Dios eternamente, cuando el ser se acerca mucho
a Dios, sus rasgos son las cualidades eternas, originales y naturales del alma,
es decir, el ser espiritual está en estado de fortaleza - pureza, pues cuando
el ser se hace consciente de su verdadera identidad como alma, las cualidades
más elevadas se vuelven accesibles.
Si el ser espiritual es puro y fuerte sus
cualidades se manifiestan como virtudes: paz, felicidad, pureza, benevolencia,
auto-respeto, verdad, amor, fortaleza, libertad; pero si el ser espiritual es
débil, ellas se manifiestan como vicios: ira, sufrimiento, impureza, avaricia,
arrogancia, mentira, lujuria, debilidad, apego.
En conciencia de fortaleza - pureza, el alma
percibe la naturaleza limitante del ego, y así, en vez de observar a los demás
según las propias expectativas empieza a ver como cada uno existe por su propio
derecho; cuando el ser sintoniza las propias virtudes desarrolla confianza y fe
profunda en sí mismo y permite que los demás sean como son intrínsecamente, los
valores básicos unen al ser con los demás en visión de hermandad.
Para asegurar pureza en las relaciones
interpersonales es importante:
· Observar siempre la grandeza de cada ser humano
como ser espiritual, y tener para todos una mirada fraternal, reconociéndonos miembros
de la gran familia universal.
· Dar amor incondicional, cooperación y valor a todos
los seres que están en relación o conexión con nosotros.
· Estar libres de expectativas en nuestras relaciones
para que quienes se acercan a nosotros puedan ser quienes en verdad son honesta
y sinceramente, además que cuando les reconocemos de esta manera se vuelven
almas más fuertes, puras y dulces.
· Mantener una actitud de desapego es muy útil para
crear relaciones constantes y sin tensiones, tal compartir mutuo crea un
ambiente libre de problemas.
· Finalmente, es de gran ayuda reconocer que todos
vinimos a vivir una experiencia corporal para volvernos puros y que cada uno de
nosotros está cooperando con todos los demás en esta gran tarea.
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