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El Camino del Amor

Por Elsa María Fríes


En lo efímero de nuestro paso por la tierra, cuando nos hacemos conscientes de ser un Ser Espiritual, de que somos la vida que anima el cuerpo, también hacemos consciencia de que somos un viajero espiritual cuyo viaje inicia en lo corriente y ordinario para ascender lentamente a las alturas de lo especial y extraordinario.

El viaje es largo e implica el despojo de debilidades del pasado para recibir a cambio las fortalezas necesarias para una nueva vida donde la normalidad es lo extraordinario. En el paso a paso de esta nueva vida el compañero eterno del viaje es Dios y de Él recibimos la fuerza y la luz para hacer los cambios.

Una invitación a finalizar con ansiedades, preocupaciones, debilidades, miedos, nos trae a cambio poder, fortaleza espiritual, valentía, estabilidad en la calma para resistir presiones y tomar las mejores decisiones.

En algún lugar del camino se nos conmina a entregar las culpas, los remordimientos, las deshonestidades, en fin, las impurezas del egoísmo, y como en este viaje perder es ganar, se instala la pureza, la verdad, los pensamientos y sentimientos puros y honestos, las palabras y las acciones llenas de virtud y de compasión.

En otra parte del camino se nos pide abandonar los enojos, las animadversiones, la ira y la violencia para recibir a cambio calma, tranquilidad, paciencia y paz, mucha paz que nos conecta cada vez más con lo especial y extraordinario.

Otra invitación es a despojarnos de quejas, penas, tristeza, pesares, sufrimientos, y a cambio se instala el entusiasmo, la felicidad, la alegría, la admiración por la naturaleza y por la humanidad.

También hemos de soltar la ignorancia espiritual que nos ata al mundo de lo ilusorio para descubrir la fe, la verdad espiritual, la intuición y la madurez del espíritu que nos permite enfocar en lo trascendental y eterno.

Entregando el ego, la arrogancia y la avaricia ganamos autoestima, humildad, libertad, bondad y conciencia iluminada de los seres valiosos que somos y de la interdependencia de todos en el planeta.

También se nos invita a soltar las cuerdas de los apegos, los celos, las dependencias emocionales y los deseos materiales y así vamos encontrando el amor… el amor incondicional… el amor puro… el amor espiritual en plenitud.

Entonces nos hacemos conscientes de que Dios es el destino del viaje espiritual que emprendimos y que Él llena de amor el corazón espiritual que somos, que estamos diseñados para transportar la luz del amor, nuestra mayor y mejor energía para el mundo, el amor es la esencia pura del Ser Espiritual que somos, es nuestra vibración más elevada.

Encontrar el amor nos hace ser más luz, ser libres, ser muy felices, ser conscientes de que nuestra verdadera naturaleza es la paz, que también podemos entregar mucha paz al mundo.

El encuentro con el amor incondicional nos hace vivir en la gratitud y la abundancia, abiertos a nuevas posibilidades a la vez que conscientes de tener todo lo que necesitamos. 

El amor es la expresión natural de nuestro ser espiritual que se entrega en la práctica bajo la forma de cuidar…, compartir…, ayudar…, alentar…, fortalecer…, aceptar…, apreciar… celebrar…, sin querer nada a cambio y con la intención de beneficiar a otros.

El amor ilimitado nos permite experimentar compasión hacia todos los seres del planeta y todos juntos podemos ser seres poderosos, especiales y extraordinarios y ser una red de luz de amor incondicional y de abundancia para el mundo.

 


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